Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 21 de mayo de 2016

A través de


Flechas en el corazón


Flechas en el corazón,
son como lanzas filosas,
cortas, agudas,
que despacio, lentamente,
se incrustan de a poco en mi pecho
sintiendo inquietud,
dolor y angustia.

Flechas en el corazón,
dañinas y molestas,
debo arrancarlas sin apuro, de a poco,
para que no arranquen ni un trozo
de mi alma que busca el amor.

Espero a Eros con sus flechas de amor,
entregadas por Cupido en un momento inesperado,
en un devenir del tiempo.

Y de pronto,
en un momento de mi vida,
surgieron como flechas perfumadas
y dardos nacarados con mieles,
mis palabras en un poema de amor
viajaron hasta tu alma.

Dulce estrella de la pasión,
ojos de luna,
corazón suave y tierno de mi locura.

Primero fue un poema de amor,
luego otro y luego otro.
Sobre las costas de tu espíritu
se fueron amontonando mis versos.

Flechas en el corazón
que atravesaron tu voluntad,
que fue cediendo como una ciudad asediada
y las venas de tus sentimientos
se abrieron como flores.

Flechas en el corazón
que me llevaron hasta tus brazos,
la increíble recompensa de los cielos
y de todos los dioses,
tus párpados entornados
mirando hacia el infinito
en un apretado abrazo de dos que se aman,
tu calmo aliento rodándome el cuello.

Los poemas son mágicos
y enamorar es cosa de magos,
el amor que nos trajo
Cupido entre cielos celestes,
lunas llenas,
mares en calma,
nos colmó de felicidad,
flechó nuestros corazones
con la flecha de la ilusión
y ésta se expandió
sin control dentro de nosotros dos.

Flechas en el corazón
desde mi arco de amor
te busco y casi sin aliento quedo
porque a tu lado no puedo estar,
la distancia es inexpugnable y larga.

Pero existe la esperanza de que quizás
al menos en otra vida
nuestras almas se encuentren enamoradas
en un tiempo tan fugaz y eterno,
punto de luz para que la esperanza
y la ilusión de encontrarte
no se escape de mí nunca más.

Esperar


Ahora mi tiempo
ha aprendido a vivir con pausa,
a saborear los pequeños espacios
y a continuar esperando esos momentos
que tú me das.

Esperar hasta encontrarme
con mi yo desconocido
y aprender
que se puede volver a amar intensamente
en la madurez de la vida.

Sin límites,
sin rubores,
sin titubeos,
sólo queriendo
que suceda lo inesperado.

Esperar a que sea posible,
dejarse ver uno mismo
tal cual siente
y desear que  tú me veas así.
Sin ángulos,
sencillamente con el corazón abierto
y el deseo compartido.

Esperar que el querer exista por sí mismo,
sin necesidad de pautas ni promesas,
sin esperar nada a cambio,
sin recompensas,
sólo el deseo de dar.

El Amor…
es esperar por ti,
idealizando el arte para amar
haciendo que los sentimientos que clamo
broten por doquier.

Esperar que mis letras de amor
para mi hombre amado
le lleguen con todos los sentimientos engalanados
con mi aroma y mi ser.

Esperar que fluyan de la pluma,
las letras, las palabras,
las frases, las estrofas ,
exaltando el valor del amor
en forma de bellas inspiraciones,

Ya no hay respuestas que deba esperar
ni fantasías que no haga realidad,
mi amor ya no tiene un tiempo,
es ahora,
aquí…
para siempre.

Esperar es todo
¡qué absoluto portento!

Esperar el fundirnos uno en el otro,
para que el anhelo creciente,
la distancia recorrida nos una
para aspirar del todo la imperiosa fragancia,
proyectándose los cuerpos
más allá de la vida.

Soñadora


Soñadora,
me envuelven los sueños de amor
como suave manto levísimo,
buscándote, amado,
sin saber donde encontrarte
con miles de palabras invisibles,
gritando tu nombre en el espacio infinito.

Soñadora peregrina,
sobre el balcón de mi vida,
veo obnubilarse la aurora
por cenizas de estrellas apagadas
y necesito tenerte a mi lado.

Como soñadora fiel,
bañé con luz de luna mis poemas de amor,
esculpidos para ti en papel por ríos de sueño,
por siempre.

Soñadora,
que escribe en el terciopelo de mis versos,
mi amor,
que la musa inspira cuando me encuentra
y se irá al alba entre perladas brumas del recuerdo.

Soñadora,
busco la raíz de los quebrantos
para hacerlos desaparecer,
para siempre y poder encontrar el amor cálido,
el que me espera y entregarme al goce perfecto.

Soñadora,
voy a los ayeares sin angustias desoladas,
con el anhelo de evadirme por fin,
de frustraciones y vivir soñando
en el aire llenos de memorias,
plenos de luces,
de felicidades e ilusiones de afanes de amar
y de ser amada.

Soñadora de tibios presagios sin rumbo,
que corren tras ardores de amores,
sin soledades en sus labios,
en búsqueda de tu cercanía,
presentida ya muy cerca.

Soñadora que vive buscando con los ojos,
penetrantes, avisores,
en las altas madrugadas
tus vagos rasgos imprecisos,
tu cuerpo fuerte,
tu inventada figura,
imaginando donde tú estarás.
Allí en la oscura noche
donde el silencio lo puebla todo.

Soñadora que muy despacio,
con suspiros en eco,
en lentas claridades,
encuentra tu cuerpo y vamos corriendo juntos
entre orillas que se llaman
los días más felices.