Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 19 de septiembre de 2013

Estoy acá

Plenitud sublime


Plenitud sublime,
integridad insuperable es vivir amando
como la única razón
y la verdadera expresión
de ser la misma Vida.
Amor tan sublime que nada expresa,
tan inmaculado que brilla por el infinito,
 así es el amor que por ti siento,
 teniendo en mi laúd cantares
y en el rosal de mi cariño, flores.
Plenitud sublime de vivir,
 amor que llena mi ser
con infinita alegría,
pon en mis versos el tesoro
de las alboradas de plata,
de los mediodías de oro
 y de las tardes de escarlata.
Dame a beber la poesía
en el raudal de inspiración
que es fragor de lucha
en el día y en la noche meditación.
Plenitud sublime, plétora excelsa
que como un himno todo lo ennoblece,
 todo se agranda a sus clamores,
el firmamento resplandece,
la tierra se colma de flores.
El amor, el verdadero,
nacido de mi alma sonora
con la armonía de flotantes alas,
desciende por diáfanas escalas
a bañarse en la fuente bullidora.
Plenitud sublime,
que hace que la inspiración
se colme de recuerdos excelsos
de los momentos en los que estuve
 entre tus brazos,
riendo entre vibrantes notas.
Siempre hay estrellas
que brillan en la noche de mi alma
cuando pienso en ti.
El deseo y el amor
en un instante de semblanza
nos conducen al espacio
con las alas de todas nuestras canciones
para llegar hasta altas nubes
plenas de radiantes ilusiones.
Plenitud sublime,
grandiosa en su clamor,
dilata el paisaje y un temblor
de encaje pone en el follaje.
Amor, luz que el cielo envía
como poesía de la noche fría,
luz toda dolor
por ser toda sueño de blanca belleza.
Plenitud sublime, inesperada,
 sorprendente, apasionada,
con instantes de gozo y de pasión,
nuestras almas se buscan
por nuestro diferir
como por un camino
donde no hay despedidas.
Y al final, el hallazgo, el contacto,
la unión pura brotando como río sin cauce
en un agua quieta
y sólo estaremos tú y yo,
uno y uno,
en un solo rostro, amor, que les sonríe.
Plenitud sublime,
en lenta y arrobada calma
 buscamos la unidad, labio con labio,
acunándonos unidos en una paz cierta y plena.
En mi sueño de poeta
me visto de estrellas para brillar para ti
y nos abrazamos unidos
 en carruaje de cristal
donde nos amamos con pasión
en nuestro Universo de amor

en el que el silencio nos une.

El camino del silencio


El camino del silencio,
nos llega hasta el alma,
sin saber de qué ausencias
de ruidos está hecho.
¿Son letras, son sonidos?
Es la lengua antigua del paraíso,
sones primeros, vírgenes,
 tanteos de los labios
cuando en el aire del mundo
se estrenaban los nombres
de los gozos primeros.
El camino del silencio,
que los dos unidas nuestras almas
recorremos íntimamente
en una realidad que no deja huella,
en memoria ni en signo en la paz
de intactos cristales
que nos libera del ruido, de la sombra.
El camino del silencio,
nos remonta juntos, muy juntos
a las nubes altas como manantial de dicha
que suave emana entre libros,
flores, pájaros y sueños.
Nuestros pasos ni resuenan
en la acera solitaria
y se pierden en la cinta del eco
enredada en la cabellera de los árboles.
El silencio nos rodea entre luces y sombras
uniéndonos en la salud luminosa de las sonrisas.
Nuestras manos se tenderán
para recibir las rosas de las caricias.
El camino del silencio,
nos lleva a senderos
entre montañas y estrellas rutilantes.
Nuestro amor, silencioso y profundo
es como un árbol florecido, río de música,
llovizna de jazmines
 que nos abraza con total intensidad.
El camino del silencio,
nos conduce a lo hondo de nuestra alma,
nos ampara, nos salva,
 con su flor de cielo
envolviéndonos con guirnaldas y collares
sin sonidos ni sones.
Iremos juntos como tordos de niebla,
 recorriendo el verde campo
de amapolas florecidas.
El camino del silencio,
 iluminado por los rayos áureos de la luna
nos une cada instante más,
no son necesarias las palabras,
el amor nos rodea
y en un abrazo profundo
bajo el sauce lánguido de la noche nos envuelve.
Sólo el silencio nos rodea
y nuestras manos estremecidas
se unen en el mar de mi regazo
tras los sueños liberadores del tedio.
A través de nuestro silencio compartido
 llegaremos a las islas
que jamás cruzan
 las crueles aves del tiempo
y vamos tras la azucena jubilosa
 del amor límpido y puro.
Vamos juntos abriendo
el tupido follaje de misteriosas selvas
 tras las calandrias y las rosas
de primaveras lejanas.
El camino del silencio,
con una inmensidad amorosa
convertido en puente al infinito
nos conduce,

castos, transparentes, serenos.

Desilusión desgarradora


Desilusión desgarradora,
 mi corazón sangra
 en una corriente continua
de dolor y pena.
He sido lastimada,
herida sin culpas ni reclamos,
sólo por el hecho de encarar
la verdad frente a frente.
Desilusión desgarradora,
 los sentimientos se enredan, se mezclan
 en un torbellino de dudas y temores.
La vida nos depara, sin darnos cuenta,
pisando a hurtadillas
con situaciones penosas y adoloridas.
¿Cuál es la razón de esta maraña
de iras ajenas en las que estoy sumergida?
Es un ahogo en el alma,
 la maldad, la mezquindad,
buscan la inocencia, la credulidad, la ingenuidad,
para anidarse energías puras y positivas
y así se sostienen en soledades interminables
 de las oscuras noches.
Desilusión desgarradora,
 ¡qué de pesos inmensos, orbitales, celestiales
se apoyan en la nada de hondos abismos,
 buscando por doquier la luz
que los ilumine y les de fuerzas
para continuar su labor
de socavar el bien y el amor.
Me engañan con ficciones,
falsos paraísos flotantes sobre el agua
que me ahogan de pesares infinitos.
Busco lo verdadero, el amor único y total
y no lo puedo hallar,
sólo encuentro signos y simulacros
trazados en papeles blancos, verdes, azules
que vuelan con el viento lejos de mí.
Desilusión desgarradora,
me persiguen esas almas atormentadas
que vuelven del osario inmenso
de los que no se han muerto
porque ya no tienen nada
que  morirse en la vida.
El dolor me acompaña
como símbolo irrefutable
de que existías tú en ese lapso de instantes
de creíble amor
pero mientras yo te sienta,
tú eras la prueba de dolor
de otros momentos en que no me dolías.
Desilusión desgarradora,
has dejado tan sólo polvo,
vagos rastros fugaces,
recuerdos ínfimos en mi alma,
rasgada por hendiduras sin sostenes algunos.
Mi alma, como alas,
sosteniéndose sola a fuerza
de aleteos desesperados,
 pesarosos, a fuerza de no posarse nunca,
de tratar de volar
llevando  por doquier
 la esperanza de que existe el amor,
ése, el verdadero, el creíble,
no en leves mundos frágiles,
sí en únicos y donde se albergan
las verdades más profundas.
Desilusión desgarradora,
no quiero pedir apoyo para superarla,
ni a los barcos ni al tiempo.
Quiero internarme sola en galerías enormes,
abriendo en los granos de arena
las minas de llamas o azahares,
para hilvanar entretejiendo
ese amor dulce
que no desgarra ni hiere.
Y en ese desliz, en estelas,
pisando nubes sin huellas,
no mirar más el recuerdo
 de esas sombras mezquinas y oscuras
que ya no existen más.
Mis manos están vacías de ellas

 igual que mi corazón y mi alma.

Dime quién eres

Sed de lo inefable


Sed de lo inefable,
de lo sublime,
del amor único y verdadero,
el que nos conmueve el alma,
del afán y anhelo de estar contigo,
junto a ti.

Sed de sentir tus besos en mis labios,
con el dulzor de una caricia,
de un frescor de agua límpida y pura.

Sed de lo inefable,
de lo indecible,
de lo impronunciable,
sed de secretos compartidos,
de abrazos íntimos,
apretados, de diálogos tiernos,
como de estrellas que vienen de otra vida.

Sed de lo inefable,
de lo inenarrable,
sin poemas de amor,
ya que cuando te marchas solamente
quedan sombras que dejaste,
de palabras invisibles,
sin labios,
escritas en papeles.

Sed de amor,
del que me vela con un tul de luna
y me transforma en un cisne que soñando vuela,
contigo muy lejos
para vagar por los caminos de luces y de sombras,
de estelas estrelladas.

Sed del sueño mío,
de estar en los brazos aquellos
a quienes entrego mi alma.

Sed de lo inefable,
de buscar donde saciar mi ansia
de sentirme amada,
sin dudas del mundo
y de tu amor como milagro insólito e inesperado
que colma ansias y deseos ocultos
como prodigios perdidos
de siempre y encontrados al fin.

Sed de ti,
de tu piel,
de tu mirada,
de las auroras compartidas
en un gran mundo de luces,
sin oscuridades y miedos.

Sed de lo inefable,
de lo perfecto,
del lugar al que tú me llevas
desde el vasto azul sobre la tierra
donde a mi alma virgen perfumas
y viertes en ella luces,
flores y un aroma vago
que la inunda de amor.

Sed de lo inefable,
de la placidez,
de la pureza,
de la tierna espera,
solamente de ti,
porque se que me voy contigo
al mundo nuestro,
pleno de signos y de señales
para que no nos perdamos
nunca más.

Ser



Ser para ti lo anhelado,
lo esperado,
el amparo en tus momentos de tristezas,
la paz en el umbral de tu vida.

Ser fiel reflejo en la claridad
del alto espejo donde nos miremos juntos,
llenando tus ojos con el cielo infinito
del sentir el mutuo amor
que siembra en nuestros corazones
llamas de rosas entregadas al viento.

Ser tuya,
toda tuya,
entregarme en tus brazos cálidos,
perfumados de espigas
y que tus manos me guíen
a las cumbres del lucero.

Ser el reflejo de tu sonrisa,
flotando en el devenir continuo de la vida,
tu paz de intactos cristales
liberados de ruidos y de sombras.

¡Ah!
¡Si pudiera ser el manantial de tu dicha,
que suavemente mane
para sentirme amada y protegida!

Ser tu espera y tu cercanía
para que mis palabras
te lleven a mi silencio
y entre suspiros entrecortados
hacerte sentir el amor que me inspiras.

Ser en ti todo sentido,
todo un pensar
y grabarme en tu mente,
estar en tu corazón,
en cada latido y convertirme en tu presente.

Quiero ser parte de ti
en todo momento,
dejando tus espacios libres
pero sí podernos fundir en un mismo fuego,
ser un solo cuerpo
en una misma esencia.

Ser en tu vida
algo más que un instante,
algo más que una sombra
y algo más que un afán,
sí ser en ti mismo
una huella imborrable,
un recuerdo constante
y una sola verdad.

Ser en tu vida
una pena de ausencia
y un dolor de distancia,
algo más que una imagen
y algo más que el ensueño
que venciendo caminos llega,
pasa y se va…

Ser en tus labios la risa,
ser el fin y principio,
la tiniebla y la luz,
la tierra y el cielo.

El abrazo de la Luna


El abrazo de la luna en el cielo,
ya clareando,
se dibuja finita,
la luna que ilumina
todo mi amor por ti.

Claro de luna,
me haces tuya
en las praderas vírgenes
de tu armonioso amparo.

Con tu abrazo cierro
la poesía de mis ojos,
te revelas en mis sedas blancas,
sonata de primavera,
bálsamo de fineza.

El abrazo de la luna que se refleja
en las quietas aguas del mar
con plateados brillos
llevándonos al mundo del amor.

Desde el vacío
tú y yo
flotamos en una nube mágica,
en un apretado abrazo
cobijándonos bajo las estrellas.

La luna,
amante del mar,
nos lleva con su serenidad y armonía
a amarnos más cada instante
y nos hace ver en el espejo
eterno de la felicidad
y el cielo nos cubre
con su manto regocijante
de luz amanecida.

El abrazo de la luna,
imprevisto e inesperado,
sin saber por dónde asomará
para llevarnos de improviso
al día del amor,
ilusión antiquísima,
pero lúcida y transparente
de todos los amantes.

El abrazo de la luna
tan sabio e inocente
como en un cerco de aire
nos absorbe en una red
para ser cómplices de las promesas
que nos hicimos
en inmensos momentos de afecto.

El abrazo de la luna,
nos lleva a vivir completamente
en un idilio que el tiempo no ha de olvidar,
ni ha de borrar
las huellas del amor.

La luna,
en la playa,
cubre la arena que ha de ser nuestro
lecho de pasión
y de no vanas esperanzas.

¡Cantemos alborozados
nuestro himno al amor,
con nuestros cuerpos amando
en noches de impulsos
y de secretos!.

El abrazo de la luna,
tímido y a la vez audaz,
nos lleva a conocer
los más escondidos secretos
que habitan en nuestro interior.