Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 30 de octubre de 2017

Nostalgia


Tormenta de Amor


Tormenta de amor,
llega una noche sin astros
 y entre las sombras la lluvia avanza,
rodeada de misteriosos nubarrones.
De pronto,
 el viento silba más agudo
y todo se llena de visiones misteriosas.

Tú y yo,
 estamos viviendo una tormenta de amor
y yo busco un salvador escudo
que me permita acurrucarme en tus brazos.

Ya los truenos errantes
retumban con salvajes estampidos,
en tropel se suceden los relámpagos
a cuyo parpadeo te busco y te abrazo
y así me siento protegida, amparada,
contemplando a hurtadillas
el elástico jadeo de fiera de las nubes
que nos rondan como buscándonos.

Tormenta de amor,
nos protegemos en nuestro nido cálido,
la tormenta arrecia,
chocan los truenos entre sí
y estallan y nos amamos con gozo
y placer unido por besos húmedos,
profundos y apasionados.

Hay minutos de horror en que parece
 que el firmamento cruje,
se desquicia
y en bloques gigantescos se desploma
pero nosotros en nuestra barrera de amor
nos protegemos amándonos intensamente.

Tormenta de amor,
la tempestad en sus furores crece,
es más viva la lumbre del relámpago
y es el tronar más bronco
y más nutrido
pero no sentimos temores ni dudas,
nuestro amor es más fuerte que la tormenta.
Tormenta de amor
que con su rugir hace que las campanas
repiquen por todo el horizonte conmovidas
y en sus voces publican la dicha,
el placer, el gozo que inundan nuestros cuerpos y almas.

Cuando se apaga la lumbre de un relámpago,
se puebla la noche de una sombra tan oscura
que se pega a nuestros ojos la tiniebla
y nuestras manos, nuestros brazos,
se buscan y se acarician.
Una onda de fuego arde en mi espíritu,
 es el amor que por ti siento.

Mi corazón se agita,
 siente la tormenta de amor
en sus espacios ocultos
 llenando los espacios infinitos de mi alma sedienta de ti.
Tormenta de amor,
se desata la lluvia,
bajo el soplo de un viento huracanado
que sacude los árboles,
 diluvia y sordamente crujen bajo el agua
los truenos y los vientos,
nos cobijamos bajo nuestro manto,
 cálido de amor,
temblorosos y apasionados.

De nuevo el rayo
 entre las nubes vibra,
su fiera luz,
los truenos corren de nuevo
y en tumulto braman y tú y yo ocultos
en nuestro nido celebramos el amor
que reina en nuestros corazones.
¡Por fin, desde la altura,
 de un cielo profundo,
 las estrellas con compasión y ternura,
dejan caer sus luces sobre el mundo!
Tormenta de amor,
 ¡qué felicidad inolvidable
vivimos tú y yo, juntos, muy juntos!

Amor perdido


Amor perdido,
¡qué dolor!,
¿sabes?
¡Perder al amor!
Es como arrancarte el corazón
en mil pedazos y toda la luz del alma.

El amor se lleva en lo hondo de la sangre,
el sol que te compaña y te reviste,
brazo en que te apoyas por el camino incierto del vivir,
escudo que te resguarda el pecho de muertes o borrascas.

Amor perdido,
¡quiero llorar entre escombros!,
nos separamos tú y yo en la cuesta para siempre.

¡Algo de mi luz en el polvo se ha perdido!
El miedo a no poder encontrarlo
ahuyenta de los ojos las palomas del sueño
entre clamores de lloros y penas,
apurando en la breve llama la inmensidad del tiempo.

Amor perdido,
ha de haber un portal sin cerrojos
por donde podré entrar
y como atisbando de a poco
te buscaré entre la raíz de los quebrantos.

Otearé para estar otra vez contigo
desde las colinas cercanas y veré
el fulgor que tú irradias desde la lejanía
y así secarás las fuentes de mi llanto.

Amor perdido,
en la flor te recuerdo y amorosa te exalto,
guardando en mis entrañas
los bálsamos de tu amor
y mi secreta lumbre que ilumina
de a poco mi pecho cansado
se refugia en el orillar del mar
bajo las blancuras del astro.

Amor perdido,
¡que hundimiento del mundo!
Un gran horror a columnas quebradas,
tiempos sin imágenes,
cielos intemporales,
entre estíos e inviernos.

Amor perdido se extinguieron las alegrías,
las risas, las danzas,
pero perduran las frases de amor,
aquellas que te escribí con todo mi corazón.

Ahora,
sin tenerte, todo va hacia atrás,
la vida se va quitando frenéticamente horas,
minutos, segundos de encima,
destejiendo,
galopando su curso del lento existir,
queriendo borrar recuerdos,
historias para hacer otra vez
el anhelo de volver a empezar otra vez.
El futuro se llama ayer.

Ayer oculto,
secreto,
escondido entre verdes follajes,
de esperanzas,
hay que empezar otra vez,
reconquistar la vida con toda el alma
y todo el corazón detrás de aquellos otros ayeres conocidos.

¡Vamos hacia el mañana entre estrépitos besos,
inventando las ruinas del mundo,
de la mano tú y yo
por entre campos florecidos
de amapolas ondulantes!
Y ya no más amor perdido,
amor encontrado entre tactos,
abrazos,
piel,
entregándonos al palpitar de sentirnos juntos,
sin caos ni penas,
sólo luz y belleza del vivir.

Amor perdido,
encontrado entre la luz del alba y las estrellas escondido,
tendiéndonos las manos para coger las nubes,
las flores,
las alas,
los mil sonidos del aire
para existir flotantes en el puro vivir,
salvados por milagro de no estar más juntos
y así estrenar el beso,
el amor,
sin sufrimientos ni quebrantos.

El ruido del silencio


El ruido del silencio embarga mi alma,
ruido sordo,
amortiguado,
ambiguo, lejano.

El silencio es el ruido más fuerte,
quizás el más fuerte de todos
pero en él sólo se escucha lo esencial.

Allá muy dentro de nuestro propio silencio
y con valor avanzaremos
en la soledad de nuestro corazón,
llegaremos hasta la luz,
más allá de las palabras y explicaciones
y encontraremos en un pequeño recoveco
todo el gran amor
que fortalece nuestras almas.

No puedo oír el ruido del silencio
sino encerrarme en mi interior
y sentir llegar tu arrullo,
de a poco, despacio,
como poemas escritos
en noches enteras.

El ruido del silencio,
no quiero oírlo,
ni siquiera la voz que me sale de adentro,
sólo sentir que desde lejanos lugares
tú me estás queriendo
y saber que estoy soñando despierta.

Quiero un amor callado,
sin ruidos del silencio,
que en la discreta madrugada
pone junto a mi reja la ilusión
de una estrofa perfumada
como música olvidada de esperanzas
que esperan sin ruidos,
pero en silencio.

El silencio que crece con el amor,
deja escondido los ruidos,
los pesares y es en el lenguaje mudo,
sin voz ni palabras,
el que nos lleva a la dicha suprema
con sones de arpas
y calor de besos.

Los ruidos del silencio
se los lleva el viento
y al atravesar los rayos del sol
una luz los traspone hasta el firmamento,
en un viaje hacia orillas del fin del mundo
dejando que en  nuestro interior
sólo se oigan como bañadas
con aguas de lluvias cristalinas
las  palabras que nos vibran
con el cálido amor más allá de todo.