Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 14 de septiembre de 2017

Soledad compartida


Deshojando margaritas


Deshojando margaritas,
sus pétalos blancos, amarillos,
van tenuemente volando hacia ti,
a tu rostro amado
en medio del campo floreciente
entre vergeles frondosos de pastos tiernos.

¿Qué te dicen sus pétalos de mí?
¿Te preguntan quién eres?
¿Acarician tus labios?

Deshojando margaritas,
entre te quieros y requiebros,
mi amor se alza en vuelo
esquivando temores, dudas, penas,
sólo voy hacia ti
guiada por mis margaritas puras y vírgenes.

Con un te quiero mucho poquito y nada
voy por la vida enamorada y feliz.
¡Viva el amor!
La vida es el verbo vivido del amor.

Las margaritas tiemblan
en mis manos cuando te ven.
Entre mis brazos las acuno y las beso
sintiendo su perfumado aroma
que inunda todo mi cuerpo
que va en tu búsqueda.

¡Vuelen pétalos de margaritas!
¡Vuelen lejos!
lleguen a lugares donde el amor es necesitado
para que todos nos amemos
y sintamos el gozo del vivir.

Cubran como un manto blanco, amarillento,
entre velos envolventes todo lo que nos rodea
en el floreciente rocío de los amaneceres
luminosos de este mundo,
dejándonos como un eco resonando
por los rincones como rocío de luna
en este tiempo que nos atrapa.

Y aquí estamos en el camino primaveral
donde se conjuga el tiempo y el beso
donde la inocencia salpicada de te quieros
susurran en el aire llevándolo por doquier.

Margaritas deshojadas,
lleguen lejos hasta él,
no se reduzcan
al estrecho espacio de mi verso
recorran el paisaje perfecto del amor
donde todos estamos reunidos
por la calma primaveral
que acarician nuestros rostros.

Pétalos de amor recorran
los caminitos del mundo,
vuelen con la brisa de la mañana
llevando el mensaje de que la vida
merece vivirse
y que el amor existe, existió
y existirá por siempre.

Regreso a ti


Regreso a ti,
desde el silencio verde del árbol
y los muros que fuertes defienden
contra los vientos

Regreso a ti
mi amado amante
desde tu mano ungida de amor
hasta mis dedos que se entrelazan
con los tuyos.

Tus ojos
que se abren en follajes
anegan de esperanza mis deseos
mientras recorro con un sol enamorado
las largas avenidas de tu cielo.

Regreso a ti,
pura, virgen,
anhelosa de tu amor
te nombro en voz
de silencio
recogido de tu boca.

Siento por ti
el color de la música del viento
tan leve en extensión
que sufre el labio
al amparar su son
tan breve tiempo.

Regreso a ti,
ni sé por cuanto tiempo,
quizás por un hoy o un mañana
pero puede ser por un siempre.

Mantendré con aguas descendidas
por las fieles veredas de mi pecho
en medido esplendor
de tu alabastro
y una hiedra de amor te envolverá
sobre mi seno.

Regreso a ti,
a tu mirada honda y penetrante
a tu amor lejano que lo deseo cerca,
muy cerca
para que entre más adentro
en la espesura de mi cuerpo
y de mi alma.
Seré tuya por siempre.

Te entrego el cuenco sellado
de mi gracia pura,
sangre del bienamor,
amor callado,
firme,
piedra de amor en mí plantada.

Regreso a ti,
en puntillas,
por los aires,
con los pies y piernas desnudas
para que me esperes
con tus fuertes brazos alzados
y me conduzcas a un nido entibiecido
que nos cubran con enredaderas,
flores, follajes, campanillas azules enredadas en mi cuerpo.

Regreso a ti, desnudo está mi cuerpo
y sin harturas,
colando entre mis dedos
mansa arena
y hacia adentro el deseo reverdece
puliendo artesanados
a tu ausencia.

Recorre mis sentidos sin orillas
un viento adolescente en primavera.
La estirpe de mi canto
y de la sangre se levantan
y convocan su apetencia.

Y ahora que te nombro,
amado mío
y te reclamo,
no puedes arribar por mis veredas
porque la noche oscura y misteriosa
nos separa.

Suspiros del destino


Suspiros del destino,
¿a dónde nos llevan?
¿por qué se ciernen sobre mí,
como si mi alma fuera
tan solo un suspiro?

Me llevan a mi destino,
paraíso sin lugar,
isla sin mapa,
donde vivimos felices los amados,
los que amamos,
los que nos conducen
a una vida cierta y feliz.

Suspiros del destino,
en un puro volar sin hora,
quieta,
mi vivir es mi salvación
que sin saber por qué me lleva
a estar enamorada de la vida,
escribiendo siempre
en menudos pedazos de papel,
en pergaminos
trozados por el viento,
en páginas brillantes por el sol.

Milagro de vivir
lo sobrenatural de los suspiros
que colman mi destino
que quizás nacieron conmigo.

Es un prodigio tan íntimo
el que tú inspiras,
que hasta el color del cielo,
o tu voz,
o tu risa,
inunda mi vida en el aire
plenos de suspiros
surgidos del alma.

Las sorpresas del mundo
lanzadas desde lejos,
sobre ti,
mi amado,
como olas en mansa espuma blanca
a tus pies
se te quiebran,
dóciles,
esperadas
y a tu alma llegan,
desde el aire lejano,
mis suspiros de miel y amor.

¡Toda la vida es única!
¡Qué gozo que no sean nunca iguales
las cosas que son las mismas!
Suspiros del destino,
si el vasto tiempo entero,
río oscuro y sinuoso
se escapa.
en las manos nos deja
prendas inmarcesibles
llamadas días,
horas
en que fuimos felices,
enlazados
entre suspiros tiernos y dulces

Por eso los amantes
nos prometemos
los siempres
con almas y con bocas.
¿Y si no fueran los suspiros, suspiros?
¿Si los suspiros fueran
al estrecharlos y besarlos,
palpitaciones encendidas
entre el alma y el aire
como hilos finos y delgados
miedosos de ser escuchados?

Suspiros del destino
¿Y si hubiera otra luz en el mundo
para que nos condujera
despacio,
sin darnos cuenta
a otro destino más puro,
más fino,
más leve
que nos llevase a un mundo ideal?