Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 3 de enero de 2017

Amor y ruidos


Pesares del ayer




Pesares del ayer
vuelven a mis recuerdos
cual de puerta pesada cuando
gira sobre gonces de hierro enmohecido.
Anidaban en las grutas del olvido
y ahora pregunto
¿por qué regresan en un sombrío torbellino?

Pesares del ayer renacieron
en una mañana apenas comenzaba,
áspera y fría cual musgosa bruta
y ardieron en el cielo de esa aurora
nubes de un rojo intenso
como en un conjuro infernal,
colmado de bramidos cayendo cual torrentes.
Pesares del ayer como nubes de borrasca
me inundan con un ronco eco de dolores idos.

Todo aquello pasó pero aún
en mi mente siento remordimientos
por no haber sabido actuar con límites
y dejar pasar al dolor por mis fronteras
que debían protegerme.
por no haber sabido actuar con límites
y dejar pasar al dolor por mis fronteras
que debían protegerme.

Pesares del ayer, mi afligido pensamiento
quiere ahuyentar las sombras de aquellos ayeres,
de aquellos amores
que en vano llegaron a mí.
Pesares del ayer,  recuerdos que deben irse
al lugar secreto donde reina
la paz y el silencio

haciendo irse muy lejos
a los tormentos imborrables
quiero que todo lo pasado que provocó dolor
se hunda en hondos precipicios

palpitando en un viento ardiente
como el que sopla en un gigante incendio.
Pesares del ayer,
dejadme vivir desde el Hoy la vida
plena de amores
y deseos calmos.

Y poco a poco nacerán
los versos, las frases, las prosas,

entre perfumes de
flores guarnecidas de pimpollos nuevos.
Y entre risas y lloros en flor
mis prosas volarán en las alas de mis sueños.
Versos!
¡Palabras de amor!,
me hacen refugiarme en el mundo del olvido
sin pesares del ayer,
sólo estrofas entonadas
como canción de vida.

Pesares del ayer,
unos los hundo en el mar,
otros cruzan por el éter para que beban luz
en las estrellas y no regresen
jamás a mis recuerdos
que tan sólo quieren revivir los mejores instantes de felicidad
de los ayeres de ayeres
y en este Hoy dormitar en el silencio
de la luna llena rodeada de luces brillantes
de amores nuevos.



Tu huella que mi mar se llevó



Tu huella que mi mar se llevó,
lejos, lejísimo,
ni se verán más
tus pasos firmes y seguros,
ni sentiré tu húmeda piel
sobre mi cuerpo,
desnuda está mi carne,
colando entre mis dedos
mansa arena aunque a veces hacia adentro
el deseo reverdece
puliendo artesonados por tu ausencia.

Tu huella que mi mar se llevó,
otras aguas se mueren en tu pecho
que son mar a mis sueños y mi olvido,
mas tus naves combaten
y naufragan en un abismo
de geográfico equilibrio.

Iré a vivir el mañana
sin que tú cerques mis huellas,
temblando de futuro,
a sentir la vida de prisa,
segundos,
siglos,
siempre, nada.

Alfabetos de mi espuma
un día te alejaron de mi mar
y yo por perdido te di,
quizás por un instante tan sólo.

Tu huella que mi mar se llevó,
porque ya no sentía las alegrías altas
de tu querer y las angustias de estar
aún queriendo poco me inundaron
con lagrimones que anegaron mi pecho.

Sólo quedaron en mi alma los poemas,
las frases,
los monosílabos de amor
que se escondieron dentro,
muy dentro,
para que tu huella
no se lo llevara a la nada.

Desde la tarde aquella
que mi mar te llevó
aún andan por mis venas
mis versos despacito
y muchas cosas he visto
que pasaron traídas
y llevadas por el tiempo.

Sobre ti fui pasando
mis horarios perdidos,
sobre mí tú seguiste
como el sol en los pétalos.

Y tu huella mi mar se llevó
en la brisa de mi dolor caído,
con la tristeza ingenua
 de saberme en lo cierto,
tu vida era un profundo batir
de inquietas fuentes
en inmenso río blanco
corriendo hacia el desierto.

Tu huella que mi mar se llevó,
te llevaste mis caricias
en el gesto de tu abrazo
y en tus palabras quedaron rumores
parecidos al lenguaje
que llevabas en tu boca de agua
desde el más quieto charco
al más agreste risco.

Entre el hombre y mi alma
se ha cruzado una espada
de espumas blancas.
Ha sonado la lucha
y me siento intocada,
mi mar te llevó,
estoy sobre los siglos
con fiereza de olas…

¡Nadie palpe la sombra
que mi impulso ahuyentara!
¡A veces la vida me quiere estallar
en canciones de angustia inesperada!

Yo quisiera quedarme
en el secreto de mis penas punzantes
como estrellas,
pero mi alma no puede alcanzar
el silencio del poema sin palabras.

Pérfido corazón


Pérfido corazón
De una mujer
para un hombre
De mí para ti
Pérfido corazón,
con hábiles maniobras
y lastimando mis sentimientos
tu ingratitud me invadió
hasta lo más profundo.

Me heriste con tus maliciosos juicios,
ignoraste u olvidaste todos mis esfuerzos
para darte lo mejor en tu vida.
Fuiste un baluarte para mí
cuyos muros cayeron por tu incomprensión
y tus desalmados sentimientos.
Pero aunque todo sea un gran todo,
trataré de que parezca una nada.

No quiero recordar tus perversos esfuerzos
para herirme y lastimarme.
Rompiste mi
corazón con tu hábil indiferencia
 pero cruzaste la línea con ladina porfía
y supiste hacerme sufrir hasta que
un manto de lágrimas cubrió mi pecho.

Ahora ya no quiero
saber más nada de ti.
No eres nadie en mi vida, fuiste el todo,
mi ternura, mi amor,
mi protección, mis cuidados,
todo eso ya ha desaparecido
en el espacio infinito
de la nada.

Todo tiene un principio y un final,
lo que sentí por ti se terminó
ahora busco un sino, un sendero, una luz,
donde refugiarme a curar mis heridas
las que tú causaste
y no me verás más,
para ti desde hoy no existo,
soy invisible.

Comprendo que nunca comprenderás
el daño que me hiciste
y en algún momento de tu vida
cuando yo ya no esté pensarás
en tu actuación cruel y mezquina hacia mí
pero ya no tendrá solución,
lo pasado ya fue.

Empezaré a vagar sola
encontrándome conmigo misma,
buscando donde está la verdad,
cuál fue mi error, en qué camino de errores
me sumergí para no volver a cometerlos
y en el hondo silencio de la noche encontraré
las respuestas aún dudosas de por qué recibí
estas heridas sin haberlas creo provocado.

La memoria del corazón
elimina los malos recuerdos
y magnifica los buenos
y así podré sobrellevar
lo que sucedió esa noche,
a quien quise tanto
y por celos, envidias, rencores,
me destrató y surgió su furia
queriéndome hacer pedazos.

Ese hombre nació
de mis entrañas, un fruto hermoso que colmó mi vida,
fue lo más querido,
lo más preciado
pero hasta hace poco se transformó
por los pasos de la vida en otro ser
deshumanizado y sin sentimientos buenos.

Ya la vida lo llevará
por otros caminos,
donde su corazón cerrado
se abra al espacio sin fin del amor.

Yo no lo veré ni lo sentiré,
pero son mis deseos los que lo lograrán
y podrá encontrar
el camino de la verdad.
Cuando la razón indica decepción
hay que darle paso a la razón
para que no sufra el corazón.

Desde hoy mi tarea es
llevar mi vida en alto,
jugar con ella,
lanzarla como una voz a las nubes
a que recoja las luces que se me habían ido lejos.

Ese es mi sino:
vivir plenamente entre risas,
alegrías, olvidos y amores
renovándome cada día para
encontrar la luz de la plenitud
llenándome de gozos con alas por el aire
como las mariposas o las nubes flotantes.