Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 23 de julio de 2017

Contigo siempre


El camino del silencio


El camino del silencio,
Tú,
en el alto balcón de tu silencio,
Yo,
en la barca,
sin rumbo de mi vida,
Los dos perdidos
por igual camino,
tú esperando mi voz
y yo, esperando…

Esclavo tú
del horizonte inútil,
encadenada yo
de mi pasado,
mi silueta de nave en tu pupila,
no eres más mi brújula
y timón para mis brazos.

En pie en el alto barandal marino
tú aguardarías
mi llegada en vano,
yo habría de llegar
 sobre la espuma
en el amanecer
de un día blanco.

El camino del silencio,
me perdí
en la niebla de tu encuentro,
por el alto balcón
de tu silencio.
Olvidé la señal para mi barco.

El camino del silencio,
me perdí buscándote
 como un pájaro
ciego por los años.

La voz precisa
quedó bajo el silencio sepultado.

No lo puedo decir,
el eco se fue
se fue lejos,
repitiendo mis palabras
y acaso es largo el camino
 que el daño me asegura.

No lo puedo decir,
y sin embargo
 sé que está cerca
la total negrura.

No lo puedo decir,
mis labios están sellados,
mi búsqueda se perdió
en la nada.

No lo puedo decir,
todas las penas
se van volviendo ya
como serenas soledades
que aquí
no tienen signo.

El camino del silencio,
y aunque la muerte
simplemente abra,
aunque al fin
 me arrebaten la palabra,
no me voy a callar
ni me resigno.

Mi camino buscará la luz
y las mágicas palabras
 que me den alegría
 y no pesares.

Despedida en silencio


Despedida en silencio,
te digo adiós para siempre
quizás, queriéndote todavía.
Enséñale a mi boca a que
no te nombre más,
no dejes que mis manos acaricien tu pecho
ni que camines sobre el muro
que cerca mi silencio.

Despedida en silencio
tu piel se me enciende
en mi cuerpo deseoso de ti
pero no debo permitir
ni   tan solo  pensarlo.

Balanceo en tu frente,
una corona
es el aire que se escapa de mis dedos,
 no saben mis labios
la palabra que une tus oídos
a mis versos.

Despedida en silencio
te digo adiós
en este silencio mío,
con el dolor en el alma impregnado.

Me marcho de tu lado,
mi amor para ti es prohibido.
Fue un regalo en el desierto
que la vida, a su capricho,
me había ofrecido.

Te amo y te seguiré amando,
desde muy lejos.
Te amo aún con derroche de ternura
y te grabé en mi piel
con sólo una caricia tuya.

Estoy sentada en silencio
pensándote a gritos.
¡Cuánto dolor, dudas, tristezas y amarguras,
produce el adiós a la persona
que más amamos!.

¡Qué difícil entender y aceptar una separación!
¡Qué difícil entender que se fue
sin un merecido adiós!
Cuando entregamos la vida entera
pensando que ahí, estará siempre,
llenando nuestro corazón de amor.

Despedida en silencio,
silencio entre los dos,
sin adioses, sin palabras,
nos separamos en una dura realidad.
¡Qué difícil recuperar
el honor que una vez perdí
anhelando tenerte en mis brazos!
Ya el muro se alzó entre los dos,
infranqueable,
nunca más nos miraremos,
nunca más seré tuya.

Alegrías y pesares


¿Por qué en nuestras vidas
las alegrías y los pesares
nos inundan en momentos imprevistos,
dejando nuestra alma exhausta
y a veces triste y otras sonriendo?

¿Cuándo la luz,
unidad del alba,
se multiplicará en destellos
y lo que fue calma en profunda alegría,
será fervor de innúmeros pesares
que agitan nuestras mentes?

¿Cuál es la razón
de que hay días, horas, segundos
que en nuestro vivir nos alegran
 en festivo júbilo,
instantes plenos de luz
y en otros la pena y la aflicción
nos inundan
 como mantos de lloviznas de lágrimas?

¿Por qué ocurrencias fugaces,
chispas, sonrisas,
se inician y terminan
en breves espacios
surgiendo luctuosos presentimientos
en tristes instantes de desazón?

¿No es este instante,
 en esta aurora henchida de hermosura,
el extremo de mí misma,
la plenaria realización de mi sueño
que alterna entre alegrías y pesares?

¿Qué amor me quiere?
 ¿Qué amor me inventa caricias,
escondido entre dos aires fingiéndose brisa?

¿Por qué las alegrías son tan efímeras,
diáfanas y los pesares, oscuros,
plenos de pesadumbre?

¿Cómo debo hacer
para conducir mi resplandor de amor
 hacia ti entre dichas, alegrías,
dádivas de tu espacio,
sintiendo como un milagro
 la paz de estar contigo
y no la entrega sombría
de no estar a tu lado?

¿Por qué estoy yo
entre mantos de neblinas,
sin vislumbrarte ni un resquicio,
viéndote tan sólo de lejanías profundas?

¿Cuál es la razón
de que tarde más en envolvernos la alegría
que el pesar y nuestra alma grita
por el anhelo de que la felicidad
con brillante luz
nos inunde pronto, sin tardar?

¿No sientes, amor mío,
inmensas huestes de besos,
de resistencias,
bandadas de porvenir en las manos,
de arrebatos, de pasiones y de calmas?

¿Cómo hacer para derrochar
alegrías, dichas, en el aire azul
para que vayan en volandas por el aire
 y haciéndolas de agua
para llenar los cauces del mundo,
 hundiendo en abismos profundos,
 secretos oscuros los pesares
que nos abrumen
y nos hacen incapaces de volar
en campos de esperanzas?

Alegrías y pesares,
espejos con igual azogue
que coexisten en nuestra vida
sin poder mirar atrás.