Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 15 de agosto de 2013

Luz de esperanza



Entre tú y mil mares

Entre tú y mil mares
se alza en el aire
nuestro reencuentro irreal,
mágico,
como un interminable túnel de amor.
¿Cómo me vas a explicar
la dicha de pensar que estamos juntos?,
si no sabemos
cuándo ni cómo,
dónde,
nos veremos alguna vez
en un instante mágico.
La distancia nos idealiza,
nos desdibuja,
nos enaltece,
nos une.
En nuestros ojos,
visiones,
visiones
y no miradas
nos separan mil mares,
distancias sin datos,
ni signos.
No percibíamos lugares,
colores,
tamaños,
sólo percibíamos nuestra unión,
fusionada con esa fuerza
estruendosa
que es el amor.

Tan sorprendida
y anhelante,
estaba yo,
sintiendo,
que mi mirada
en el aire,
al vuelo,
te soñaba
y me soñaba la tuya.
Palabras sueltas,
palabras,
deleite en incoherencias,
no eran nada más
que signos de cosas,
voces puras,
voces para no ser olvidadas.
Entre tú y mil mares,
naciste al son de mis deseos,
te necesito aún en la lejanía,
e inquieta la vigilia de mis ojos
van en busca de tu imagen
entre los mil mares
que nos separan.
Naciste al son de mis deseos,
entre la cima de los cielos
con la tierra
y el llamado de tu mente,
se alzaba,
de mi sangre
en este poema.
Entre tú y mil mares,
las estrellas brillan
para nosotros
y entre temblores de ansias
nuestros incorpóreos cuerpos
se abrazan entre hálitos
de amor
completo y total.
Te siento llegar
en mis solares,
entre nubes altas y calmas,
te conozco por tu aroma,
tu leve presencia,
y te proclamo
mi único y verdadero amor.
Entre tú y mil mares,
estoy más unida a tí
que si estuviéramos juntos.
Vive mi mirada en tus ojos,
mi inquietud primera,
recién amanecida
en tus pestañas cerradas
y poco a poco
se asoman a mi pecho,
tus sentidos,
y tiembla mi cuerpo
aunque mil mares nos separen
porque el secreto de nombrarte
en silencio,
me da amor y vida.

Luz de esperanza

Luz de esperanza
es el mensaje de los plateados poemas
que ríen mudos,
surcando el viento,
llevando amor y paz
al mundo que lo necesita.

Luz de esperanza,
me das tú,
mi amor lejano,
en cada destello de tu voz,
en cada mirada luminosa,
en tus palabras que invaden
mi alma de gozo.

Luz de esperanza,
es mi camino hacia la pasión,
la aventura que emprende el corazón.
Llenas mi vida
de alegrías y sonrisas,
me devuelves la ilusión perdida
y sumerges mi alma en colores
que sólo nacen
de las más hermosas emociones.

No dejo un segundo
de pensarte,
desaparece mi pasado,
ya ignoto y olvidado.
Te vuelves cada día,
cada momento
el único y verdadero,
iluminando mi ser
y llenando mi vida.

Luz de esperanza,
eres la ilusión que mantengo encendida
eres la esperanza en mi sufrimientos,
el silencio de mi ansiedad,
el que colmó mis sentimientos
de paz y sosiego.
La luz nunca muere,
es eterna.
Llega allí donde los corazones tiemblan,
donde pirámides de cristal
anuncian la aurora.
La luz todo lo alcanza,
ilumina los abismos del mundo
en el aire de la inocencia.
Y desde aquí,
escribo,
desde esta cúpula transparente,
desde esta burbuja
en el espacio de lo que no existe.
Escribo poemas de amor
a la luz de la noche,
a tu presencia invisible,
imposible y deseada,
en el desierto de tu ausencia
en el jardín del mundo.

Y no puedes oírme,
no puedes oírme a la luz de la noche,
no hay palabras en mi voz,
esto es un campo hacia la nada,
una canción en el silencio,
un poema que escribo
entre las estrellas de tu ausencia,
entre los muros de este caótica laberinto
donde el amor es la vida.

EL silencio es el poema
en la luz de la noche.

Mi voz es mi palabra

en el tiempo de tu ausencia.

Dos caminantes

Dos caminantes de la vida, tú y yo, juntos en un pedazo de cielo con vibraciones distantes y entre sueños envueltos en tules y mantos, caminaremos unidos hacia el más allá que nos espera, entre nuestras sonrisas que alegran la soledad ya ida.
Dos caminantes rodeados de blancas nubes vigías, flotando sobre el agua con luces encendidas que el amor arrulla.
Dos seres que sin mañanas, sin neblinas y sin misterios en tardes otoñales, silenciosos van, sin alas, por los aires como aves ligerísimas.
Dos caminantes, los que a su paso arrullan las oscuras golondrinas entre frondas verdecientes buscando una mirada donde el amor gozoso encuentra sombras bellas, gráciles que se deslizarán en su ruta, entre besos y escenas de colores.
Dos caminantes que viven el amor con la hermosura posible, entre tinieblas con las luces que esquivan.
Ya no más esperanzas perdidas en éste hoy, se ofrecen breves dosis de retorno a ilusiones ya idas.
Dos caminantes ansiosos de estar juntos, revoloteando por el aire sus voces apocalípticas con alas de profecía.
Dos caminantes que piensan y aman en el crepúsculo para alcanzar con suspiros el cielo y volar libres y danzar en un cortejo de besos rozándose casi sin tocarse, ya que en dulce tibieza, de a poco encender el fuego del amor en insaciables ansias de amar.
Dos caminantes que arrobados marchan paralelos al tiempo en un afán sin término para salvarse de no encontrarse.
Rodeados de esa luz inextinguible ya que el camino bordeado de estrellas los conduce a su lar, avanzando en claridades casi a ciegas porque la búsqueda es donación de la vida, entrega total, sin misterios, donde las preguntas retumban y los ecos contestan.
¡Amor, eres mi vida!