Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 17 de octubre de 2012

Lejanía del olvido


Me acordaré algún día del viajero silencioso, lejano, sombrío, que me amó en el pasado.
Hombre que volvió del olvido, que miraba mis ojos como si fueran un río.
Ese hombre me quiso en vano, ya que para mí está en el olvido, fue ceniza de todas las hogueras.
Años que yo sentí crecer dentro de mí como un remanso de melancolía y tristeza.
Él vivió sólo un día fugaz en mi vida, no pudo ver la luz que de mi emanaba.
Lejanía del olvido quiere golpear a mi puerta, dile que yo no te espero, que fuiste parte del pasado, que ya fue.
Lejanía del olvido, soledad ya terminada que la vi marcharse y sin atisbos de añoranzas, ni de leves aleteos, de memorias sin curvas, ni escondites, te fuiste al olvide total del que no se vuelve atrás.
Mis manos que te acariciaron un día, se volvieron piedras, cenizas, barro, no pueden buscarte, ya no quieren pasar del invierno oscuro en que están para encontrarte otra vez.
Lo pasado, ya con un fin, no retrocede, los años, días, minutos contigo, que compartimos para ti no eran de verdad. No supiste entrar en mis venas, al amor intenso, único, el que te lleva a un sendero sin desvíos.
Nuestras distancias ya están mojadas, kilómetros de noche y auroras campestres nos separan. ¡Qué hubiéramos sido tú y yo juntos!, muy juntos, tocándonos el amor a pesar del espacio pero paso a paso buscándonos de un océano a otro hasta que todo nuestro alrededor fuese un fundirse en dulzura y estar juntos apretados como si la tierra y la vida recobrara su vigor, sus raíces, sin soltarnos nunca al viento.

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