
Mi alma en tu alma, muy cerca estamos hoy en el otoño de nuestras vidas que es el estío de nuestras almas.
Cual grandeza se levanta el sol en la mañana, miro el horizonte y veo tu alma empañada de cálidos amaneceres y suaves arrullos de flores primaverales que abrieron sus pétalos ante tu inmenso amor.
Miro mi interior y surgen atardeceres de suaves brisas en tus labios y cada soplo de viento se ahoga en tus cálidos besos, cada gota de ternura cayó a mis pies, apagando con su frescura el calor de mi interior.
Mi alma en tu alma, envueltas en un abrazo en la lejanía al compás de notas suavísimas de un piano.
A lo lejos en una infinita, embriagadora, envolvente, seductora caricia en la cercanía de mi existir.
Mi alma en tu alma, escondidas están del resto del mundo, entre vagos resplandores de besos apasionados y sedientos abrazos y sólo así se están quietas, enclavijadas, asidas, ansia con ansia y deseo con deseo.
Mi alma en tu alma, tu presencia y tu ausencia, sombra son una de otra, sombras me dan y quitan, luces de labios y besos, nuestras almas se recatan con disfraz de claridades en la forma de un espejo.
El alma teníamos clara y abierta y juntas estaban sin buscar atajos angostos y pasos altos y difíciles, si por caminos anchos.
¿Dónde estaban nuestras almas? Unidas en el mas allá en donde el acabar empieza en las vagas lindes del orbe todo.
Mi alma en tu alma brillan en el gran río del día, limpias y gozosas, aman y saltan por el campo azul del cielo donde la brisa es más fresca y nuestras almas sienten que pasa por ellas algo nuevo, un gozo nunca sentido, un verdor, unas estrellas y un río que corre caudaloso en la dulzura del alba donde las almas se funden en brazos del viento nuevo.
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