Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 13 de febrero de 2012

Confesiones íntimas


Confesiones íntimas, carta para aquel que todavía espero.
Confesiones íntimas que llegan hasta ti tratando de arrancar de tu alma tan sólo un halo de amor, una palabra que me haga adivinar de qué manera sabes amar.
Confesiones íntimas que quiero hacerte a través de estas líneas porque no puedo decirte mirándote, todo este amor que presiona mi corazón.
Quiero confesarte que hace tanto que te amo que no recuerdo bien en que momento comencé a amar tu sonrisa, tu mirada, te amaba en silencio, muriendo de pesar cada vez que a tu corazón llegaba un nuevo amor…
Quiero confesarte que siempre me atraías y con afán esperaba verte cada día, pero estos recuerdos están en el pasado.
Hoy quiero confesarte que me confunden tus idas y venidas y el dolor me inunda como última forma de amar, sólo recibo de ti migajas de sentimientos no sentidos.
A través de estas confesiones íntimas quiero remover en ti el centro de tu ser y que me respondas si sólo soy una memoria del ayer o si ya ahora no soy más que un peso infinito y que no existe en ti ni un rastro de afán de retorno.
Puede ser que donde tienen que amar dos, sólo existen confesiones íntimas y un corazón solidificado negándose a escuchar.
Confesiones íntimas como última forma de amar de una mujer que se niega a que su realidad se esfume a sí misma y sentir que su verdad de amar no sea dolor ni prueba, sí un existir esperanzado, sostenido en un amor verdadero, pleno de signos y simulacros, trazados en papeles, en cartas de confesiones íntimas que no las va a deshacer el tiempo en polvo ni en rastros fugaces, ni tan sólo recuerdos finales, vacíos, sin sombras ni huellas.
No quiero vivir en una soledad oscura sin contar al menos con la esperanza de algún día llegar a ser alguien en tu vida.

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