Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 10 de junio de 2012

Volar hacia otras esferas




Volar hacia otras esferas como almas gemebundas o voces apocalípticas que con alas de profecías rozan en instantes breves otras esferas del gran orbe.
¿No sientes que alarmado está el mundo en su temblor?
Siente que hay dos seres que han decidido romper el lazo hechizado que es vivir en este mundo e irse aceleradamente hacia caminos desconocidos entre luceros  con máscaras de mil colores para poder poner final a tanto gran poder que abruma.
Temblar haremos el tímpano del mundo, pasando ruinas de historia, ecos de mares antiguos, murallas destruidas.
Volar hacia otras esferas, entre suaves curvas y caminos diáfanos.
La bóveda, al cerrarse abre más cielo para que tú yo podamos mirarnos en las estrellas fugaces que cruzan raudas el espacio infinito.
Y en la hermosura vasta de estos límites siente el alma que nada la termina.
Volar hacia otras esferas, este espacio que no era más que espacio a nadie dedicado, aire en vacío, se redime en nosotros, poniendo plata sobre piedra, fieras luces del sumo mediodía, claridad toda hueca, de tan clara, ya es misterio.
Volar hacia otras esferas, como flechas del alba cruzando por los espacios incorpóreos, no hieren, nos traen vida de colores y de amores.
La bóveda, al cerrarse, abre más cielo y en la hermosura de estos límites, el alma se va, poco a poco, uniendo con su mitad, su mitad del alma.
Nos vamos en suave concavidad, nido de dioses, Venus, Atenea, Zeus, Minerva y sus siluetas en columnas del cielo se posan inmóviles, ingrávidas, impasibles en su auge de majestuosidad suprema.
Volar hacia otras esferas, con lentitud, en fabuloso procesión, rodando con el mundo y en cada vuelta la hermosura crece, la de ayer, la inédita.
La luz estrena nuestro vuelo, nos hace ir al más allá, juntos, abrazados los dos en uno, acreciendo nuestro plural.
Nada nos confunde, ni lo invisible, todo es prodigio, es temblor, es cadencia, caminando hacia la imagen de lo no perdido, latiendo junto en lo eterno, años, siglos, de amor fresco.
Tiempo divino que llegó a ser tiempo poco a poco, mañana tras su aurora, estío que se junta con otoño, primaveras sumadas al invierno.
Lenta rueda que nos va subiendo sin prisa hasta nuestro nuevo cielo.

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