Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 27 de julio de 2012

El ruido del silencio


El ruido del silencio embarga mi alma, ruido sordo, amortiguado, ambiguo, lejano.
El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de todos pero en él sólo se escucha lo esencial.
Allá muy dentro de nuestro propio silencio y con valor avanzaremos en la soledad de nuestro corazón, llegaremos hasta la luz, más allá de las palabras y explicaciones y encontraremos en un pequeño recoveco todo el gran amor que fortalece nuestras almas.
No puedo oír el ruido del silencio sino encerrarme en mi interior y sentir llegar tu arrullo, de a poco, despacio, como poemas escritos en noches enteras.
El ruido del silencio, no quiero oírlo, ni siquiera la voz que me sale de adentro, sólo sentir que desde lejanos lugares tú me estás queriendo y saber que estoy soñando despierta.
Quiero un amor callado, sin ruidos del silencio, que en la discreta madrugada pone junto a mi reja la ilusión de una estrofa perfumada como música olvidada de esperanzas que esperan sin ruidos, pero en silencio.
El silencio que crece con el amor, deja escondido los ruidos, los pesares y es en el lenguaje mudo, sin voz ni palabras, el que nos lleva a la dicha suprema con sones de arpas y calor de besos.
Los ruidos del silencio se los lleva el viento y al atravesar los rayos del sol una luz los traspone hasta el firmamento, en un viaje hacia orillas del fin del mundo dejando que en  nuestro interior sólo se oigan como bañadas con aguas de lluvias cristalinas las  palabras que nos vibran con el cálido amor más allá de todo.

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