Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 1 de octubre de 2012

Un primer adiós


Mi corazón anheló tus ojos y tus labios se animaron a decirme, de las entrañas de tu alma un insondable ¡TE AMO!
El carisma de tus labios permitió que la piel no fuera obstáculo para que dos esencias, la tuya y la mía, se hicieran una sola.
Tu mirada me inundaba el alma ¡llena, llena, completamente de ti! pero un día esos ojos ya no miraron los míos, mi corazón fue notando el desdén de tus palabras, últimas palabras clavadas en el interior del alma..
Fuiste marcando el primer adiós, el que se dice en sigilo sin pronunciar palabra.
Te fuiste cerrando, coronando un amor que supo ser lozano y sereno.
Comencé a despedirte y aunque decreté el adiós también sentí en mi corazón profundo recelo, agonía, en un convexo azogue, desviando mi vida a cada nuevo paso, sin razones ni porqués.
No quiero aguardarte, un sendero nuevo se descubre en mi vida, mi ser anhela mucho más que pasar la vida extrañándote, yendo de los azogues a los lagos por si acaso te cansas de ser fugaz.
Día tras día tu recuerdo me estremece, te olvido un minuto y te vuelvo a querer como se quiere el pasado.
Puedo verte en un recóndito rincón del alma agazapado, no saldrás más de allí eres un estropeado recuerdo, ¡ya no te quiero!
Necesito vivir otra vez, amar y sentirme amada.
Comencé a decirte adiós, en mi vida tú fuiste voz y silencio, sólo eso, vaga esperanza de amar, tú que eras voz, que eras canto, pero no amor verdadero y por siempre no te quiero en mi alma, ni arriba, ni abajo, resonando y cantando, porque mis caudales de gozo o los de pena esperan otro canto, otro amor.
El primer adiós de mi para tí y seré nuevamente golondrina errante buscando nuevos cánticos que arrullen nuevas pasiones…

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