Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 16 de noviembre de 2012

He renunciado a ti



He renunciado a ti, no sé si te has dado cuenta que  ya no te llamo, no te escribo, no te busco.
He renunciado a ti porque es irrealidad nuestro amor, porque mis fantasías, fueron sólo eso y nada más.
Quedarás en celdas de mi memoria y te guardaré en albergues vastos, mínimos y en mi alma te encerraré en cercos sin prisión.
He renunciado a ti, ya mis pensamientos se han distendido y no existen más.
Hoy la fervorosa negación de tu ausencia, tu recuerdo, va por mi ser entero, por mis venas, fluye dentro de mí y es el cansancio del alma, de pies a frente, sin dolor, circula tan despacio que si en él me mirase ya no te vería más.
He renunciado a ti y en arrobada calma de las contradicciones de mi misma me digo que nuestros sentimientos están desencontrados, nuestros pasos no caminan la misma senda, nuestros caminos se cruzan pero jamás se juntarán.
Me acuno en el cansancio y a mi ánimo torpe se le apaga la llama donde vive aún lo pasado.
Y mi rendido espíritu abandona la lucha inútil que ha batallado por tener tu amor y ganar tu corazón.
He renunciado a ti aunque todos mis sentidos se nieguen a aceptarlo.
Quiero dejar de recordarte aún cuando hasta por mis venas la misma sangre vuelta recuerdos.
He renunciado a ti, porque he buscado conquistarte de mil maneras, he tratado pero en vano, abrir la puerta de tu corazón ni siquiera has intentado quitar ese cerrojo con el que quieres convencerte de que nadie lo quitará.
He renunciado a ti, a esperar juntos los atardeceres de ensueño, a las cálidas noches donde volábamos juntos a buscar los amaneceres que dejaban caer las frescas gotas de rocío en nuestros rostros.
He renunciado a ti, a bailar al ritmo de los sonidos que provoca la lluvia cuando cae sobre nuestros cuerpos, a las palabras dulces, tiernas, provocadoras y sensuales que salían de tus labios.
He renunciado a ti, porque todas mis intenciones han sido amarrarte a mi y temo causarte heridas ya que todas mis ilusiones se desvanecieron y siento que de mis manos se escapan como arena entre los dedos todas las esperanzas que puse para que nuestro amor floreciera como flor en primavera.
He renunciado a ti.


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