Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Préstame tu luz


Préstame tu luz, la tuya, la que ilumina con fulgores mi cercado todo, dándome las rojas alegrías que burbujean intensas en el sol que redondea las armonías equidistantes en el humo danzante del amor.
Préstame tu luz, es el color del tiempo donde aun me atrevo a amar, ilumina mi mirada que creí perdida en una lejanía distante.
Te llamo hasta quebrar mi voz, por aso me derramo en llantos y sangra mi corazón.
¡Préstame tu luz, la necesito!, mis manos se angustian en el aire por el largo alumbrar del movimiento.
Quiero sentirla como se siente el agua del puerto, pensativa, calmada.
La gozaré en un temblor de hojas en que se paran gotas del cielo al suelo.
La quiero para soltarla al viento al son de mis deseos, eres la luz de mis mañanas que aguardo entre mis cantos, risas y sones de poemas que tú me inspiras, que caen sobre el papel como manchas florecida del azar.
Dame tu luz, no me dejes en las sombras entre las angustias, los deseos no cumplidos y el dolor de no tener la luz que no se tiene y el gozo de esperar la que vendrá.
Quiero colmarme con la claridad que tú tienes.
Vamos hacia ella los dos, nunca más solos.
Mundo de dos, verdad de dos, verdad paradisíaca iluminada por tu luz prístina y pura ya no mas días y noches solos.
Préstame tu luz la que abre mis caminos, y pone en sus finales embarcaderos con alas, en un nido nuestro donde nos encontramos con el alma y las manos, en suaves y aterciopeladas caricias y alegrías en un final cierto en nuestro existir.
Préstame tu luz, mi cuerpo tiembla, es la felicidad que esta ya cerca en su gran marcha subceleste, hollando nubes, quebradas, roquedales, a una velocidad de luz de estrella desde las lejanas constelaciones y mis ojos bien abiertos la esperan con frenesí y anhelos.
Es tu luz, la que buscaba, no luces soñadas, sólo la tuya, la que ilumina mi vida toda y se expande luciendo en mi alma su forma decisiva.
Me estremezco sólo de pensar que mi alba iluminada en desatada prisa me transporta a tu mundo, amado mío en alas leves hacia la felicidad del gran gozo de amar y ser amada. 

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