Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 14 de febrero de 2013

Recomenzar


Recomenzar, reiniciar mi vida dando una nueva oportunidad a mí misma, renovando las esperanzas en la vida y lo más importante creer en mí nuevamente planteándome nuevos desafíos.
Mi corazón se está despejando, pronto para la vida en procura de un nuevo amor ya que nosotros somos el Amor y siempre seremos capaces de amar muchas y muchas veces.
Recomenzar con alegría, ante ligerísimas tentativas de altas quejas de espuma dando al aire sol y viento, deseos que se alzan al más allá de un ansia que se muere en mil cristales.
Recomenzar entre blancuras que logran entenderse, amores que se inician en las mañanas dulces del estío estrenando nuevos idilios.
Reanudar la vida como resurrección de mares plácidos y tranquilos entre querencias muy antiguas, sin esperar ni soñar que todo dura como mármol erguido y eterno porque desfallece en una u otra orilla.
Recomenzar retomando de entre tantos fracasos, los infinitos deseos de salvarnos dejando en el olvido las cien, las mil, las incontables figuras cristalinas que se evaden ligeras por nuestras fuerzas interiores que nos llevan a volver a este presente que Hoy vivo entre juegos de raudo amor colmando mi alma de asombros milagrosos.
Recomenzar frente a mi liso espejo de vida, amaneciendo serenamente, entre el bienestar tibio de estar conmigo misma es como si estuviese ya en lo sumo, en lo perfecto.
Y surgen nuevos poemas, prosas de amor bajadas de altas cimas, vienen desde lejos, desde adentro de mi alma, hay algo que me pide que siga con mis frases, despacito y sin prisa y por mi piel vuelven y corren tibios presentimientos que las plumas finas del aire ya cubren de ideas nuevas mis papeles ansiosos de que recomiencen y se alumbren los nuevos intentos.
Recomenzar entre ocurrencias no fugaces, sí con chispas que brillen en el cielo y entre curvas y más curvas se reinicia mi vida, dibujando mi anhelo en la luz del alba, multiplicando amplios destellos, encendiendo de amor mi mundo.
Recomenzar cantando loas a la vida mientras mi lira la aclama, canto a lo grande porque va dentro mío y mi corazón en las alturas ama.
Siempre tendré desde ahora en mi laúd cantares, sin desdichas ni pesares y en el rosal de mi cariño, jazmines, azucenas, alelíes, maravillas de mi jardín entero.
Recomenzar las alas de mi numen que me llevan con su amor a expresar mi dicha honda brillando en el fondo de mis noches mis versos de amor soñados que flotaban en mi derredor como nubes de perfume.
Recomenzar con monosílabos tan sólo, entre luces, sombras y silencios, como fugitivas centellas rebotando en sus reflejos.

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