Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 23 de marzo de 2013

El abrazo de la luna


El abrazo de la luna en el cielo, ya clareando, se dibuja finita, la luna que ilumina todo mi amor por ti. 
Claro de luna, me haces tuya en las praderas vírgenes de tu armonioso amparo.
Con tu abrazo cierro la poesía de mis ojos, te revelas en mis sedas blancas, sonata de primavera, bálsamo de fineza.
El abrazo de la luna que se refleja en las quietas aguas del mar con plateados brillos llevándonos al mundo del amor. 
Desde el vacío tú y yo flotamos en una nube mágica, en un apretado abrazo cobijándonos bajo las estrellas.
La luna, amante del mar, nos lleva con su serenidad y armonía  a amarnos más cada instante y nos hace ver en el espejo eterno de la felicidad y el cielo nos cubre con su manto regocijante de luz amanecida.
El abrazo de la luna, imprevisto e inesperado, sin saber por dónde asomará para llevarnos de improviso al día del amor, ilusión antiquísima, pero lúcida y transparente de todos los amantes.
El abrazo de la luna tan sabio e inocente como en un cerco de aire nos absorbe en una red para ser cómplices de las promesas que nos hicimos en inmensos momentos de afecto.
El abrazo de la luna, nos lleva a vivir completamente en un idilio que el tiempo no ha de olvidar, ni ha de borrar las huellas del amor.
La luna, en la playa, cubre la arena que ha de ser nuestro lecho de pasión y de no vanas esperanzas.
¡Cantemos alborozados nuestro himno al amor, con nuestros cuerpos amando en noches de impulsos y de secretos!
El abrazo de la luna, tímido y a la vez audaz, nos lleva a conocer los más escondidos secretos que habitan en nuestro interior.

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