Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 8 de marzo de 2013

Inquietud


Inquietud porque el temor, la duda me acechan, de que mis poemas de mi mundo mágico desaparezcan insólitamente sin saber por qué.
Ellos emergen en un momento perfecto como el principio de mi vida, en tropeles avanzan, se entrecruzan, se deshilvanan, caen al vacío del papel en blanco con su destino: que lleguen a tus manos.
Inquietud, mis lágrimas errantes entre mis versos peregrinos que abren la puerta del amor entre la afanosa y perdurable angustia que como ala es canción y me estremece el alma al temer ser herida y lastimada.
Inquietud, por tus desdenes, la guardo clavada en mi espíritu como cruel espina perfumada, amante de la rosa.
La guardo cual amado tesoro, en mis desvelos cuando para mis líricos consuelos irradian desde lejos mis versos, tu alborada para llenar de palabras de amor, tu memoria.
Inquietud de amar que con versos y cantos será notoria por hacerlas nosotros la sublimación de nuestros anhelos.
No importa que se alargue nuestra espera, sin prisas viviremos en la gloria.
Inquietud fugaz y pasajera, quiero mirarte cara a cara, viéndonos en lo que somos, brotando desde las dichas cumplidas ayer, la dicha futura llamándonos y otra vez la vida se siente como un sueño trémulo entre pimpollos florecidos de alelíes, campanillas azules, rosas, amapolas, enredaderas de vida de un existir pleno.
Siente vibrar el amor dentro de mí, ¿Dónde se habrá guardado la estrella mía, mi cristal ambarino de centelleante color?
Inquietud de que tú, amor, no existas en mi vida y esta ternura que ciñe mis hombros, que entolda el oro de mi corazón me colme de pena.
¿Adónde buscaré el agua si sólo conozco el eco de la fuente?
La noche me niega su torso de aurora y voy extrañada, perdida, anonadada al mundo en que tú estás trocando el aire azul en búsqueda por el cielo donde estás tú, mi amado.
No queda mucho tiempo, todo cambia.
¿No sientes inmensas huestes de besos, de resistencias, de porvenir en las manos, de arrebatos y de calmas?
Inquietud de que perdamos el segundo fugaz de encontrarnos, porque allí, detrás de los besos, de las miradas, del gozo sin forma, están y seguros, nuestros mutuos sentimientos esperados, esperando, defendiendo en penumbra lo felizmente encontrado.

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