Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 17 de abril de 2013

Lejanía distante


Lejanía distante, un lugar sin ausencias, en el confín del mundo donde estamos tú y yo juntos aún en lontananza porque el amor hace temblar el alma al sentirlo llegar.
Cubramos el trecho que nos separa con el pensamiento preciso y claro, separando una por una las costumbres, los hábitos, hasta quedarnos vacantes, sueltos, desnudos.
Lejanía distante, el amor aún en la distancia más allá de las palabras, de los sentidos, de las ideas, en el territorio oculto de tiempos escurridizos, su piel de mares infinitos acuna la fuerza de las esperanzas y agita su melodía de fuegos en las manos del arco iris.
Lejanía distante, el horizonte se acerca, allí habitan las sombras corriendo libres por la luz.
El amor cae en cataratas silentes día a día por las curvas sencillas del viento, desplazando su caudal de perfumes en el tiempo.
Lejanía distante, perecedera la fin, se acortan los caminos, los trayectos se abren en arcos imprevistos y el amor como el secreto de los siglos en receso, va dibujando su invisible rocío cósmico en los atardeceres temporales del espíritu y abraza en silencio nuestros mundos profundos y luminosos.
Lejanía distante, nos acercamos trecho a trecho, nos percibimos en los huecos del alejamiento entre auroras donde la luz se hace despacio en el camino de lo diáfano y puro.
¡Revelación! ¡La distancia no es distancia! la luz traduce incógnitas lejanías a gozos inmediatos.
Somos prisioneros de cascadas de sonrisas, tu nombre llueve en mi piel como una cadena de flores.
Sólo tú a mi lado suspendes con tu voz mis suspiros y en nuestro suave tiempo imaginario rumorean corazones de agua.
Lejanía distante, separación que en su camino de sombras, galopa raudamente en nuestra transparencia de sueño para encontrarnos y amarnos sin límites ni cadenas, sin reservas y sin obstáculos, sin esperas ni condiciones en la profundidad insondable del océano, con la claridad del Sol en las montañas, con la fuerza suprema de vientos huracanados.
Lejanía distante que sólo el amor nos une y nos lleva hacia la dicha divina del vivir amando ¡Milagro! ¡Ya estamos juntos en el mismo camino, ya sentí tu beso sobre mi alma!

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