Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 11 de julio de 2013

Huida de la noche

Para él, el amor perdido

Huida en la noche
a oscuras, densos caminos  
y con escarchas de niebla
voy hacia esa trampa
entre oscilaciones y caídas
y si no me deslizo
hacia delante,
muero.

¿De qué huyes si eres amada?
¿Es de tu pasado con su carga
de sábanas ajadas?
Siento que soy una mano
en el vidrio ceniciento
a lo largo de una densa alameda.

Huida en la noche,
silenciosa voy
como hecha en marfil
y mármol tibio
la hierba recién iniciada
da frescor a mis pies desnudos.

Mi pecho se agita
como péndulo yerto,
me deslizo como en un mar en mis sueños
voy hacia el olvido
bajo sombras de amor
con alas en el aire tibio y dulce

Huida en la noche
muerta de amor,
buscándote,
persiguiéndote
debajo de la piel de mis sentidos
pasando veloz
la tierra burilada
por el talón de arcángeles invictos.

Huida en la noche,
para desaparecer de este todo
e ir hacia la luz quemada
del no recuerdo
con miedo,
temores,
trato de allegar al lugar escondido
donde nadie pueda
encontrarme jamás.

Te dejo para siempre,
no me nombres,
no tengo nombre,
no soy nada más
que una sombra vencida
que apenas puede sobrevolar.

Quisiera estar
 en el linde sonoro de tu pecho
pero ya imposible es.

Eres de otra.
mío ya no más.
¡Oh!, mi blando corazón llora
y me desvelo mientras recorro
el camino inverso
que es el alejarme de ti.

Mi alma herida
también huye en la noche
vencida y sin memoria,
sin contornos,
sin emociones turbias.

Mueve el viento
el verdor del monte,
sangra el río,
no hay música en el viento,
todo es silencio ya,
tétrico,
inasequible,
duradero.

La invisibilidad

ya me envolvió.

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