Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 8 de septiembre de 2013

Dúo en uno

Dúo de uno,
 tú y yo viviendo un existir
 pleno de pasión y gozo
sobre el mundo entre vendavales,
 brisas, suspiros ansiosos de clavarnos,
de hundirnos,
evidencias en la carne,
 en los ojos, más allá del todo.
Nos hundimos en la felicidad eterna,
caliente aún
en los cuerpos de la noche.
Dúo de uno,
nos amamos con delirio,
 volando lejos y juntos
en apretado abrazo
y nos elevamos
en la cima de la aurora.
Los besos son de noche todavía
y nuestros labios cavan aún
en el atardecer el gran besar nocturno.
Dúo de uno,
 en la penumbra de nuestro lecho de amor,
quieto, en silencio,
los dos tendidos boca arriba
el techo oscuro en nuestro cielo claro
mientras no se nos niegue la luz.
Entre suspiros prolongados
y tiernas palabras de amor
 somos dos en uno,
dúo de uno.
Desnudos, los cuerpos apenas vistos
detrás del sueño,
con ansias de soñar
que siempre flotan
entre virginidades y candores,
entre juegos de abrazarse fuerte.
Dúo de uno,
estamos en la orilla del nacer
y los años,
 las memorias de nuestras vidas
 alzan vuelos ingrávidos,
se van como sombras silenciosas
entre dudas de existencia.
Así, hemos de caer en pleno vuelo,
viendo nuestros corazones unidos
 iluminando la amplitud del cielo,
ebrios de luz como estrellas errantes.
Dúo de uno,
sin cesar nos buscamos,
 nos miramos,
entre fantasías con audacia inquieta
en la nocturna soledad secreta
 de nuestro nido tibio de amor.
Dúo de uno,
 la vida es la sorpresa
en que nos suelta,
desnudos, inocentes, ingrávidos
como en un infinito cada noche.
Dúo de uno,
bebemos la luz en las estrellas,
dormitamos en el silencio blanco
de la luna llena
y nos hundimos poco a poco
en la embriagadora ansia
de ser uno solo los dos.
Vivimos en un canto que perfuma
y en un perfume que canta,
entre risas y lloros en flor,
entre secretos, murmullos y rumores
 de las alas de nuestros sueños.
Dúo de uno,
nuestras voces en la cima del cántico
se elevan en los altos mediodías del alma
y vamos juntos, muy juntos
buscando el fondo tierno del horizonte
para amarnos entre torrentes de amores.
Dúo de uno,
te cubro con mi vida
y aquí en mi amor te escondo
 y así estaremos juntos
entre felicidades y ansias

de saciar la sed de nuestra vida.

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