Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 10 de mayo de 2014

Éxtasis abrumador


Éxtasis abrumador de ansias de amor
y gozos de placer.
Cielos despejados y noches estrelladas,
testigos de nuestro mutuo éxtasis
del estar juntos.
Éxtasis de miradas intensas,
plenas de misterios inexpugnables,
arrobamientos intensos
que nos llevan a mundos interiores
profundos y cálidos.

No te expliques tu amor,
ni me lo expliques,
sintámoslo juntos.
Cierra los ojos,
sin preguntas vanas,
húndete en el éxtasis del querer,
llenándolo de sí es,
de gozos, de risas,
de encantamientos nuevos.

Mejor no amarse mirándose en espejos
complacidos deshaciendo
esa gran unidad en juegos vanos,
mejor no amarse con alas por el aire,
como las mariposas
o las nubes flotantes,
amarse sí en mutua fascinación gloriosa.

Éxtasis del amar que está aquí,
en el ahora en el hoy,
en este silencio hondo y total.
Lo divino está ahí para ser conseguido,
para ser vivido con intensidad y embeleso.

Bajo los cielos constelados de luna,
florestas donde danzan las estrellas,
en estas noches como lecho de bodas
la tierra perfumada uncía las almas
de dos seres que en un éxtasis profundo
sus ojos se hundían.

Tiempos de ensoñaciones,
de sabrosos fuegos,
de inocencias tímidas de éxtasis
embrujados de bellezas únicas...
Éxtasis abrumador
que como un relámpago mágico
cruza el tiempo y nos lleva lejos,
bien lejos,
a encontrarnos sobre las diferencias,
ya solos, juntos, bien juntos,

abrazados sin tocarnos,
sin mirarnos en el vértice
puro de la alegría alta,
multiplicando júbilos por júbilos,
risas por risas,
placeres por placeres.

Éxtasis total,
mirarnos sin vernos,
llegando uno al otro sin prisa,
sin apremio,
sólo sintiendo la necesidad
de estar juntos...

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