Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 3 de enero de 2015

No quiero recordarte


No quiero recordarte,
dime por favor, donde estás,
en qué rincón puedo no verte,
dónde puedo dormir sin recordarte
y dónde recordar sin que me duela.

Quiero caminar sin ver tus huellas,
correr sin ir a buscarte,
quiero descansar sola con mi tristeza.

Déjame cobijarme en paz,
bajo la sombra de los sauces,
enhebrando algún poema de amor
como un collar de letras y sílabas.

No quiero recordarte,
no holles mi memoria,
en el tedio de la espera cotidiana,
dónde el tiempo riguroso
sazonaba de sombras
y de lágrimas tristes.

No vuelvas de repente a mi vida,
como llegan las nuevas
que sacuden mis entrañas
y así, haces temblar el aire
quedando yo, cabizbaja,
empañada mi voz,
quebrada el ala del amor,
en mil pedazos.

No quiero recordarte,
no quiero quedar triste
ni exánime
para no derramar ni una sola
lágrima más.

Estás en mí
y no lo estás,
como una lluvia
de suavidades indefensas
que pide que salga
de la rutina muerta
por tratar mi sed de olvidarte,
en el silencio torvo,
oscuro, misterioso.

¿Será mi culpa el querer
no recordarte?
¿Toda mía
es la culpa de tu ausencia?
¿Y mi miedo de amarte
sin ser amada?

No quiero recordarte,
tan solo decirte
¡adiós!, adioses, sin adiós,
el acero del otoño
nos parte la vida
en dos mitades.

El tiempo que era para nosotros
un siempre
ahora partido está:
ayer, mañana.

Nuestra sombra, sola,
era única,
ahora está truncada en dos,
tú y yo.

No quiero recordarte,
secos rasgos,
los vientos firman,
sentencias últimas
en nuestros destinos,
aquí, el tuyo,
allí, el mío.

No quiero recordarte más,
no deseo que veles más mis sueños
y no puedo morir
porque te seguiré amando.

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