Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 18 de julio de 2015

Tu huella que mi mar se llevó


Tu huella que mi mar se llevó,
lejos, lejísimo,
ni se verán más tus pasos firmes y seguros,
ni sentiré tu húmeda piel sobre mi cuerpo,
desnuda está mi carne,
colando entre mis dedos mansa arena
aunque a veces hacia adentro
el deseo reverdece puliendo
artesonados por tu ausencia.

Tu huella que mi mar se llevó,
otras aguas se mueren en tu pecho
que son mar a mis sueños y mi olvido,
mas tus naves combaten y naufragan
en un abismo de geográfico equilibrio.

Iré a vivir el mañana sin que tú cerques mis huellas,
temblando de futuro,
a sentir la vida de prisa,
segundos, siglos,
siempres,
nada.

Alfabetos de mi espuma
un día te alejaron de mi mar
y yo por perdido te di,
quizás por un instante tan sólo.

Tu huella que mi mar se llevó,
porque ya no sentía las alegrías altas de tu querer
y las angustias de estar aún queriendo
poco me inundaron con lagrimones que anegaron mi pecho.

Sólo quedaron en mi alma los poemas,
las frases,
los monosílabos de amor
que se escondieron dentro,
muy dentro,
para que tu huella no se lo llevara a la nada.

Desde la tarde aquella que mi mar te llevó
aún andan por mis venas mis versos despacito
y muchas cosas he visto que pasaron traídas
y llevadas por el tiempo.

Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos,
sobre mí tú seguiste como el sol en los pétalos.

Y tu huella mi mar se llevó en la brisa de mi dolor caído,
con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto,
tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes
en inmenso río blanco corriendo hacia el desierto.

Tu huella que mi mar se llevó,
te llevaste mis caricias en el gesto de tu abrazo
y en tus palabras quedaron rumores
parecidos al lenguaje que llevabas en tu boca de agua
desde el más quieto charco al más agreste risco.

Entre el hombre y mi alma
se ha cruzado una espada de espumas blancas.
Ha sonado la lucha y me siento intocada,
mi mar te llevó,
estoy sobre los siglos con fiereza de olas…

¡Nadie palpe la sombra
que mi impulso ahuyentara!
¡A veces la vida me quiere estallar
en canciones de angustia inesperada!

Yo quisiera quedarme en el secreto
de mis penas punzantes como estrellas,
pero mi alma no puede alcanzar
el silencio del poema sin palabras.

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