Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 27 de septiembre de 2015

Despacito


Despacito,
así se vive y se aprende,
se crece con ansias de amar.

Despacito,
enamorarnos de una nube,
sembrar en el desierto,
acostarse en la verde pradera,
sonriendo siempre.

Muy despacio,
mirando en el vacío,
alumbrándonos con miles de luciérnagas
que revolotean a nuestro alrededor,
despertando el don del amor.

¡Sí!, ¡sí!,
nuestras almas despacio
se acercan una a la otra,
como cisnes en un lago místico
y escuchamos el trinar de los zorzales
que nos susurran su canto
a nuestros corazones.

Despacito,
sin prisas,
ni ansias,
vivir el Hoy,
amándonos por toda la eternidad
hasta que la muerte nos llame,
mirándonos intensamente
en amaneceres esplendorosos.

¡Un cielo!,
¡un cielo!,
para nosotros cobijarnos,
despacito,
escribiendo los poemas de amor juntos,
encendiendo la llama de suspiros
y creando un paraíso de dos.

Despacito tú y yo,
pareja que inventa nuestros sueños,
vivamos sin extravíos
ni extrañezas cada segundo del existir.

Despacito,
vamos juntos a la luz de dos,
entre recuerdos y promesas
enlazados por tenues hilos de plata
en procelosas auroras,
lumbres cenitales
y crepúsculos anunciados.

Despacito,
vivamos para esperar
el retorno por el aire
, el agua, el canto,
sin dolor ni pesares,
amándonos e imprimiendo
marcas sobre el mundo
en la forma exacta
de nuestras huellas.

Muy despacio,
quietecitos,
en silencio,
escuchemos el oleaje del mar,
el silbar del viento,
la lluvia repiqueteando
en nuestro lecho de amor
sin que nuestros besos
se queden a medio
sin saber volar.

Despacito,
encontrándonos allí,
entre besos y llantos de felicidad,
nos hallamos con las manos,
buscándonos a tientas,
con los ojos mirándonos a hurtadillas,
con las bocas besándonos
entre choques de caricias y abrazos,
victoria gozosa,
de los dos en un prodigioso pacto
de mi ser en tu ser.

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