Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 20 de septiembre de 2015

Placer


Placer

Cuando mis ojos gritan tu nombre el todo se llena de gozo,
porque tu nombre es el amor de mi vida.
Seduce mis formas de arcoíris deslucido.
Regálame el trébol y el aroma de tus manos.
Sacúdeme con el aliento de tu brisa azul y ágil.
Quiero ser una brizna viva en tu letargo de cariño.
Cuando entrecierro los ojos intacto te recupero.
Pienso que estoy en tus brazos, que hacemos el amor,
con ímpetus y voluptuosos movimientos.
¡ Que placer, qué gozo, qué delicia!
Mis caderas se contornean pregonando ¡más y más!
Siento tu esencia inundar mi cuerpo.
Estábamos como en un país de hechicería, donde la braza,
ignora  la ceniza y busco mirarte en un modo azul que atiza la braza y
arremansa la alegría.



“Nadie previno,
la culpa de existir,
no acepta culpas”

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