Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 15 de febrero de 2016

Inevitable


Inevitable,
imprevisto,
mi alma renació,
me elevé entre nubes desdibujadas
en vuelos cortos,
leves,
suaves
como tules blancos al viento.

Inevitable,
la vida se presenta
en todo momento,
sorpresivamente,
ante sobresaltos,
sonrisas quisquillosas,
sucesos secretísimos,
íntimos,
que embargan,
con intensa emoción,
nuestros sentidos.

Inevitable,
no podemos esquivar
ni con ímpetus turbulentos
lo que está previsto para el Hoy vivido,
dejando miedos,
temores,
lugares oscuros
y misteriosos de submundos
al que no quiero llegar
hasta el momento preciso.

Inevitable,
el ayer del pasado
regresa a mi vida
entre jacarandaes
florecidos y tibios
como corazones titilantes.

Inevitable,
el dolor y la angustia
nos encuentra
y entre heridas del alma
el corazón se estremece
y su latido
parece que cesa
unos segundos de vibrar
pero la vida nos llama
para amar y ser amados.

Inevitable,
es vital para mi paz
vivir con total confianza
y fe
proyectando mi mundo interior
hacia campos de esplendores
de  burucuyaes
y azules alelíes.

Inevitable,
incontrolable,
es dejar de buscar el amor
en el tiempo tibio
y tembloroso
que vivimos
hasta el fin
de los fines.

Desde el principio al fin,
lo inevitable nos circunda,
no nos permite
en determinados momentos
vivir libres,
sin morrales
y sin heridas en el corazón
que sangra
y sus ríos rojizos
entre nuestras venas hacen dribles,
vueltas,
para encaminarnos
hacia la luz de orbe.

El amor dándolo por doquier,
es recibido con el alma abierta,
sin cerrojos,
sin barreras,
sin límites
ya que nutre y beneficia
con júbilo y alegría
el mundo interior por doquier.

Inevitable,
mi lamento se desgarra
en mil cristales
que reflejan con múltiples refacciones
lo sufrido,
¿por qué es tan largo el dolor
y la felicidad tan sólo gotas
que se suspenden en el aire
y nos rozan apenas
en segundos tan valiosos
de nuestro existir?

¡Vida,
déjame vivir libre,
en paz,
en entrañables silencios
conmigo misma,
que mi alma vuele
en cortos y rápidos segundos
al orbe todo,
dejando tras de mí,
estelas fulgurantes
reflejando en el azul cielo
el amor que el mundo
espera recibir!

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