Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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jueves, 2 de junio de 2016

¡Adiós, amor ausente!


¡Adiós, amor ausente!
Esta es la última carta que te escribo,
ya volqué mis sentimos que eran del pasado,
en estas páginas en blanco,
que desahogaron, mis penas, mis emociones, mis dolores.
¡Ya no más!
Ahora estás en el pasado absoluto,
donde siempre debías estar,
envuelto en un manto oscuro del olvido,
entre tus mentiras y fracasos.
Ahora soy feliz,
cierro el capítulo doloroso de mi vida,
con estas cartas,
para que no regrese tu recuerdo nunca más.

¡Adiós, amor ausente!
Necesito paz, calma,
estar conmigo misma,
para escribir otra vez mis poesías de amor,
porque sigo enamorada de la vida,
el arte de vivir es amar,
amar a todo nuestros semejantes,
para que en el mundo desaparezcan.
la violencia , la guerra, la devastación.
No miraré más las huellas y el recuerdo,
no miraré al alma las sombras oscuras,
miraré bien la palma de mi mano vacía,
pero esperando otra que llegará pronto a acariciarla con amor.

¡Adiós, amor ausente!
he inventado esté amor sin tierra ni sin fecha,
donde posarse en mi canto feliz,
el gran amor en vilo, con mis labios impacientes,
esperando deseosa ese beso palpitante,
que me dará caricias sin fin.
Espero también esa voz cálida, seductora, densa,
más palpable del cuerpo que se acerca a mí,
para hacerme suya para siempre.
así mi amor esta libre, suelto
y puedo vivir sin  temor,
sólo con deseo de estar en los brazos del amor,
que me está buscando
y estrechar sin fin su dulce cuerpo pensado,
contra el mío.

¡Adiós, amor ausente!
Deseo vivir contigo mi amor invisible,
como signo puro, seña en besos, en presencia,
de lo que creí imposible,
de que tú mi nuevo amor desearas vivir conmigo,
hacerme tuya para siempre.
¡Se acabó el pasado oscuro, maldito,
pleno de mentiras!
 ¡La vida es hermosa de vivir siempre!
¡Viva el amor puro y sensible! 

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