Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 31 de julio de 2016

Historias de vida


Historias de vida, innumerables momentos  que no caerán en el olvido,
instantes de felicidad y amor,
 instantes dolorosos, hirientes , que hicieron sangrar mi corazón.
Debo recordar porque es parte de mí existir,
debo recordar los momentos gratos y los momentos críticos de pocas esperanzas.
Debo recordar todo, absolutamente todo,
porque cada instante es una experiencia de vida.
La blancura vacía de mi lecho sin ti,
se puebla de recuerdos no teñidos,
 la recorren presagios.
Son rosados de aquel rosado cuerpo que tú eras y brota,
 inmaterial masa de sueños tu
inventada figura hasta que llegues.
Historias de vida que no se olvidan,
allí en la oscura noche cuando el silencio lo permite todo
y parece la vida, el oído en vela , escucha vaga respiración,
suspiros en eco, sospecho del estar un cuerpo
al lado que poco a poco desaparece
 en un lapso corto y lastimero.
Historias de vida ardiente, apasionada, triste,
Doliente, apesadumbrada, llorosa, pero auténticas.
Vividas con todo el ardor, la paciencia y los te quiero y no te quiero.
Por eso nuestra vida no parece vivida, desliz, resbaladora,
ni estelas ni pisadas dejó detrás.
Si quieres recordarlas, no mires donde se buscan siempre las huellas y el recuerdo.
No te mires el alma, a la sombra, a los labios.
Mírate bien la palma de la mano vacía.
Historias de vida, son páginas, las páginas de colores  que cambian continuamente predomina el blanco y el negro, felicidades y pesadillas, risas y llantos.
¿Cómo pasan esas páginas de nuestras vidas?
Ahora, ¿Cuál vendrá la gris, la azul fuerte, la azul clara? ¿Puedo preguntar lo mismo que preguntaba ayer que respondió la noche a medias estrellada?

                                                                                              “los años y la vida,
¡qué diálogo angustiado!”

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