Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 25 de septiembre de 2016

Desaire


Desaire,
palabra despectiva,
arrogante,
que no significa nada
si uno la encuentra
y no sufre por ello.

Pero de pronto
aparece en un poema,
en un verso de amor
y esto confunde mi pensamiento
porque aunque en mis prosas
la verdad encuentro miles de objeciones
resuenan en mis adentros.

Es verdad que en muchas estrofas
las palabras con desaire se claman,
más en el fondo
se sabe que son nubes de humo
para ocultar los verdaderos sentimientos.

Sentimientos que están llenos de dolor
por el desdén recibido,
el desgaire que nos llega,
la indelicadeza que nos roza,
perdemos lo más preciado:
el amor que nos rodeaba
y a pesar de que los versos
nos hacen pensar que lo que se
ha perdido no debe doler
ni llorarse amargamente.

En realidad
las frases que resuenan en mi mente
gritan lo contrario
porque encontrar en el camino
desatenciones no merecidas,
no es un instante para recordar ni sufrir.

Lo que se siente duele
tanto que es mejor convertirlo en coraje
para que el daño desaparezca,
se disuelva en la nada
hacia lugares recónditos del alma.

Voy tras el camino
tras una libertad absoluta,
allá voy con mis delirios
como una ciega luz
de una noche oscura.

Desaire,
enredado en hilos con el viento
para que deje de existir en mi vida.

Voy en búsqueda del amor
con miedo a amar
y dejarme amar,
miedo a pasión desbocada,
miedo a besos furtivos,
miedo a ser ramas entrecruzadas
bajo las ramas confundidas
de los ligustros anhelantes.

Miedo a ser naturaleza viva
en la naturaleza real que me rodea.

No quiero avanzar contigo en tinieblas,
sí claridades buscar juntos,
a ciegas
y nos hallaremos envueltos
en redes de preguntas
y ecos que contesten
en una entrega total,
en una plena donación de vida.

Desaire que se ha ido lejos,
sólo busco claridad
a través del misterio
nunca bastante claro por desnudo
que esté en las tinieblas sombrías.

En este tiempo medido con ensueños
¡al fin! te veo llegar,
vienes de la nada tormentosa hacia mí,
colmadas tus manos de ansias y caricias.

¡No más se acerque a mí el desaire!
en oleadas de vientos y nieblas
la esperanza de que vienes
se vislumbra y ya estás conmigo,
tu sonrisa,
tu mirada,
tus caricias que corren
hambrientas sobre mi piel dormida.

Me niego a despertar,
no quiero ver la soledad
detrás de tu perfume
que se negó a partir.

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