Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 10 de enero de 2017

Canción del regreso





Canción del regreso,
dulce,
apasionada,
con querubines de estrellas.

Fluye el río del tiempo,
se empapa uno en sus aguas,
se me encoge la voz,
la mirada se amansa.
se achica el corazón,
las piernas se acalambran,
se entumecen los brazos
y se herrumbra la espada
y la flauta se vuelve,
reticente y opaca.

Canción del regreso,
ayer grité un alud de palabras
para abrir cauces nuevos
y derribar murallas.

Ayer mis ojos acertaban distancias
y como un remolino
mis dos brazos giraban
destruyendo malezas,
o blandiendo una causa.

Canción del regreso,
piernas y corazón apuraban su marcha.
ora explorando amores,
ora andando comarcas
rodando mi vivir
esperando tu regreso.

A todos algún sueño
prometía mi flauta,
no el sueño que se sueña,
sí el sueño que se arranca
de la tierra renuente y fértil.

Canción del regreso,
te espero con ansia,
reclamando tu presencia
en un torrente de lágrimas
para urdir un diluvio
con una ancha puerta
en la pared de mi arca.

Canción del regreso,
ahora mi voluntad se afana,
desde el umbral de mi casa
y un mar de letra impresa
abre ahora allí una marejada leal
en la que me interno
dando al fragor la espalda.

Canción del regreso,
a veces el jardín convidador
me llama
cuando en rosas,
jazmines,
geranios,
estalla o verdea,
modoso en la paz de su grama.

Voy cantando bajito,
te estoy esperando,
no ahondo mis pisadas,
no sé si por costumbre
cautela u holganza
con un gran gozo de placer
porque llegarás al fin a mí.

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