Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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lunes, 10 de julio de 2017

Soy del viento


Soy del viento,
que en volandas me lleva
a lugares no esperados por mí.

Mi rostro petrificado por el viento,
se torna rígido y frío
pero por dentro soy feliz
porque vuelo sin querer hacerlo
por islas en la playa
con la arena inundando mi cuerpo.

El sol enredaba sus hilos
con el viento cálido
orillando mis pies desnudos
en la espuma del mar.

Vientos y vientos de dos mil otoños,
con hojas de este, mi bosque inmarcesible,
umbrío de abedules, cipreses, pinos…
que quisieron aumentar sus hojarascas
para envolver mi cuerpo desnudo
con sus hojas
entre curvas que las engañan.

Soy del viento,
sus flechas del alba
cruzan por los santos incorpóreos,
no me hieren,
me traen vida de colores.

Vientos míos me empujan
entre rachas que no atreguan,
es una navegación del morir,
pero ansiosa de vida.

Dan con su fuerza piedras
que ruedan hacía mí.

Soy del viento,
no toco tierra,
liberto las leyes del contacto,
quedo como trapecista suspendida.

Me haces rodar por mundos infinitos
y en auroras nuevas
me acaricias con todo tu amor.

Soy del viento,
no más tuya,
él me atrapo entre tus brazos
y entre saltos me hizo bosquejar por el aire.

Me hace escribir nuevos alfabetos,
haciendo y deshaciendo volatines inventados,
rapidísimos,
palabras que van
de un trapecio del aire al otro
como versos elásticos y tendidos
en cuerdas rotas.

Viento ilusionista,
embaucador, inimitable,
mantenedor del todopoderoso señor Tiempo.

Soy del viento,
me entrego a él
con toda mi pasión,
mi sensualidad,
mis pensamientos íntimos
del amor esperado,
me hace perderme por calles perdidas
como reportera del alba.

Me hace sentir la vida
como un ensayo sin textos
en el filo de la madrugada
y una brisa engañosa adereza con susurros
que saben a lanzas
el por qué me rapto
de los brazos de mi amado.

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