Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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sábado, 14 de abril de 2018

El viento canta


El viento canta

El viento canta, hace oscilar las ramas entrecruzadas,
enlazándolas con hilos de seda,
silbando entre las hojas amariverdes,
llevando a todos los rincones del mundo
el mensaje de amor que ternura lleva.
La voz del viento se acuna en el otoño
y se estremece en el invierno
y va descendiendo quieto y apacible en las almas
que lo esperan ansioso al no tener amor.
El viento canta en una vastedad de ruidos
de blandas nubes grises
y su canto es un ulular susurrante en la nada de los ecos
se le atreven los rayos y destellantes
en lo alto del retumbo a clavarle los raudos destellos.
El viento canta con temblores
y las nubes estremecidas de dolor
desde lo alto corren
y a la tierra no llegan desvanecidas en flecos de lluvia.
Eolo, empuja contra el azul supremo del cielo a las nubes altas
y su silbido estremece a las almas enamoradas.
¿Eres tu mi amor que en mi duermevela me acaricias?.
No, me dice mi amado amante
es el viento que canta y te acaricia y se desliza a tu lado.
El viento sigue su canto limpio
e irrumpe contra todo a su alrededor,
ahuyentando hasta los pájaros que se esconden y se anidan
y así continúa su camino,
fluye y fluye por entre bosques,
hasta que de los árboles sólo quedan sus ramas resquebrajadas
que ya no tejen el bosque con sus hojas donde se posaba la luz.
Y de pronto, otro viento aviva la llama que hoy es canto,
canto de amor que arde en la sustancia viva del poema,
que nos unió más a ti y a mí,
en un acurrucado abrazo
para que el viento
 ya no se inmuscuya más entre tu yo.

                                               “El amor fluye
                                                es un canto de silencio
                                                que sobrecoge las alma
                                                desposeídas de sonidos y ecos”

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