Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 10 de abril de 2018

Imágenes


Imágenes

Imágenes, cuando la noche entra a mi cuarto,
desaparecen en una silenciosa penumbra la forma de las cosas
y apareces tú, mi elegido, mi amado amante,
con brillante luz que titila cerca de mi cuerpo
y el milagro de la luz no permite repeler el deseo de la piel.
Y las imágenes en los espejos, imitan la doble danza de los dedos
que encendieron nuestros laberintos.
Siempre tengo conmigo tu aroma
y la imagen de tu cuerpo luchando contra el mío
y tus manos para que le enseñen a las mías
la destreza de las tuyas.
No necesitas palabras para seducirme,
te prefiero silencioso,
 del lado oscuro que crees que iluminas.
Imágenes que en el espejo hallarás
 en especial la memoria que dejaron
tus manos y las mías
cuando estuvieron en nuestra piel.
Mírate y repite en sordina mi nombre,
como una letanía hasta que al fin me encuentres
entre tus brazos, acariciándome toda.
Si te respiro cerca o si te rozo apenas con los ojos,
querrás besarme y alzarme con tus brazos, llevándome al infinito.


                                                               “No hubo nido,
                                                               tu volaste…
                                                               fuiste un cuento,
                                                               mi sueño,
                                                               mi leyenda de otoño en serenata”

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