Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 12 de junio de 2018

Tus manos


Lentas como gaviotas de porcelana planean sobre mi cuerpo,
ansioso tus dos manos de blanca sombra y delicadas líneas.
Tus suaves caricias bautizan mi frente afiebrada,
dibujan mi cara pobre y triste,
entibian mi cuello muerto porque tú no estás mi lado.
Cual hambrientas sensitivas,
con suavidad de blancos jazmines,
tus manos cuajan mis senos,
doloridos de deseo
y en borracha entrega agitan
la soledad que se deben.
Mis formas inanimadas,
viven, tiemblan, se hacen carne,
bajo el cincel embebido,
de tu pasión noble y pura .
¡Qué sensación tan profunda!
¡Qué grito de amor desgarra mis poros
y mi sangre!
Manos frágiles y suaves de vuelo tarde
y de caricia, detén tu giro de espuma de amor,
sobre mi cuerpo, mira bajo tu rostro,
allí brota mi alma parca,
allí vuelve mi amor pleno.

“La pajarera
del tiempo abre sus alas.
Marcha el reloj”

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