Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 14 de noviembre de 2018

Y te esperé


Y te esperé por largo tiempo,
en la vastedad del espacio,
cansada y triste,
y al despertarse la aurora en su mirada de claridad,
bajo el cielo te delinié con mi pensamiento,
mientras la luz temblaba en las gotas de rocío
que sobre la gramilia vertió la noche
y un perfume de paz me inundó al sentirte llegar.
Y te esperé, por largo tiempo.
días,
meses,
años,
siglos desmemoriados,
entre húmedas neblinas
y corazones blanquecinos,
mi alma sigue triste
y no se ilumina con tan sólo una luz crepuscular y opaca.
Un hálito de abismo
frota en mi alborada agonizante
que me fatiga y me marea
por el oscuro pensamiento obsesionante
que tu no vendrías en mi búsqueda.
Te esperaré hasta el fin de mis días,
hasta en mis pesadillas y en mis sueños.
Veo tan sólo tu sombra
como un ave que revolotea sin llegar
a éste nido que te espera,
no aciertas en el vuelo el lugar donde posarse.
Te esperé,
te esperaré,
te encontraré,
atravesaré mundos,
cielos y mares
y allí te hallaré sin que te des cuenta,
ya que ni te rozaré,
sólo seré a tu lado una sombra más.

                                            “Encenderé la leña de mis brazos
                                             para recibirte entre las lenguas de tus manos”

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