Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 5 de diciembre de 2018

Las calles del miedo


Las calles del miedo,
esas, las oscuras y escondidas
 entre resquicios de mi alma
de experiencias dolorosas
vividas en el pasado de ayeres.

De ellas no sabía salir,
eran laberintos intrincados,
 tenebrosos, desolados,
me sentía zarandeada, engañada,
en una red de mentiras y falsedades sin fin.

Te amaba más allá de esta vida,
eras mi faro, mi luz,
mi existir todo
y cuando tú derrumbaste,
con un golpe tajante y frío
ese castillo de cristal
que juntos habíamos construido,
mi mundo se derrumbó en pedazos,
desperdigados por los nortes,
sures, estes, oestes,
detrás del sol casi negro
y de la luna amarilla
con reflejos de espejos.

Me dejaste
en las soledades del temor y pesares
con el espíritu desdoblado
como telas de tisú rojizas y llameantes.
Las calles del miedo,
imperecederas, encubiertas,
atadas con lazos invisibles
para que se las lleve el viento huracanado
y las arremoline
 en abismos profundos del olvido,
en cuevas jamás encontradas,
nunca más.

¿Qué he hecho yo
para merecer la desgracia
de no ser amada
por el ser que en algún instante
de ese pasado
me amó con desesperación?
La vida me plantea esquinas,
rincones, vueltas, giros inesperados
frente a los cuales
no supe ni pude estar preparada.

Las calles del miedo
que desde las penumbras me acosan,
me sumergen en vahídos
y mareos danzantes
con sones de trompetas de submundos
que me hacen emerger inmóvil y estática
 como estatua cubierta
de flores marchitas y enredaderas secas.

Las calles del miedo
que atraviesan en breves instantes
este hoy que vivimos con ellas
 como muros del tiempo,
 recordados a veces,
 olvidados otras,
pero siempre dentro de nuestro pasado
como experiencias vividas
que nos elevó a vibrar
en la sensibilidad del llanto,
de la queja, del lamento.

En este hoy
las recorro en puntillas,
sin pies en la tierra,
volando con alas rotas
que se mueven hacia este mundo
más feliz
en el que vuelca mi todo
 en poemas, prosas, versos,
porque la vida me está despertando,
nuevamente,
al amor de vivir,
 de volver a ser yo otra vez,
conmigo misma,
a quererme y a querer
al mundo que me rodea.

Ahora estoy absolutamente
 enamorada de la vida,
piso fuerte
y con mis totales sentimientos
 la tierra me acoge
en todo su esplendor y brillo.

Vivo, vibro, danzo, canto, escribo
 con todo mi amor,
ya las calles del miedo
desaparecieron en la nada
de mis pensamientos,
no dejando huellas
de heridas ni dolores.
Ellas me condujeron
a ser lo que soy hoy,
una mujer poeta
colmada de amor.

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