Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 12 de febrero de 2019

Insólito


Insólito,
de pronto , en un instante,
estando yo esperándote,
me avisaste que te habías enamorado de otra  mujer.
¡Qué horror y dolor de alma!
Tú mi amado de siempre me abandonas de pronto
sin siquiera mirarme a los ojos
y mirar mi corazón hecho trizas de cristales ensangrentados.
en el ayer inaudito
se colmó de pesares,
ya no tenía sentido vivir.
inusitadamente me fui al mar
que embravecidas sus olas altivas,
estallaban en cada cabriola
y con un furor satánico me azotó la cintura.
A ciegas en la negrura me disolvió con la espuma,
me remonté con la bruma
y un hondo estremecimiento
se aquerenció en mi interior
y desde yo en mi alma,
un símil de paraíso se aquerenció.
Ya no más dolor ni pena,
el amor verdadero
vendrá hacia mí en un nuevo horizonte,
que  se embalará la mañana.
De pie frente al mar limpia y pura de porte,
se erguió arrogante contra el viento,
estaba empezando una nueva vida.
mi corazón latió aprisa,
lo iba a depositar entre tus dos manos abiertas
que clamaban por mí,
allí entre ellas  deposité mi vida.
Ya sin actor ni drama,
va la tarde sus telones plegando.
Las largas sombras,
mudos tramoyistas desarman el tinglado
de la tragedia vivida.
Si hay penas o alegrías,
¿Quién lo sabe ahora?
Todo se calla.
Melifica otro  ocaso el horizonte
y la paz interna se restaura.

“Mis pasos de alondra
pisaron un otoño Húmedo
 y te sentí volar
                entre la fronda indiferente
de viejos pergaminos”

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