Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 19 de enero de 2020

Sendas hacia ti



Sendas hacia tí,
travesías inconmensurablemente largas,
soñando con verte frente a mí
 en una sed de tenerte a mi lado.

Desde un tiempo lejano,
 como una querencia,
 un ansia de volver a ver, a verte,
a seguir contemplando
aunque sea tu sombra.

Sendas hacia tí,
caminos entrecruzados,
paralelos, anchos, angostos,
los necesito para llegar
hasta tu presencia
y acurrucarme entre tus brazos.

Si no encuentro el camino,
mía es la falla,
 toda canción está en él,
isla ignorada,
esperando a que sepa cómo cantarla.

Sendas hacia tí,
 misteriosas, impenetrables,
obstruyen mi visión
y tu presencia se diluye
a lo largo de mi vida.

Estoy detenida
en el grave concierto del otoño,
escuchando cómo los violines agitan
un mar de hojas,
en la trocha exacta
donde nuestros caminos del existir
se encuentran.

Tú llegaste
con una breve sonrisa de alegría,
disipando por instantes las neblinas
que envolvían tristemente
mis huellas transitadas hacía ti.

Sendas hacia tí,
 polvorosas en todos sus costados
 por mi pasar de prisa
 llamándote angustiada a mi lado.

¿A dónde alargar mis pasos?,
no quiero sentirme extraviada
en estos silencios
del páramo de mi camino,
quiero recibir la señal,
el signo que me conduzca
aún por un instante
a estar entre tus brazos.

Sendas hacia tí,
son espejos del recuerdo
con aromas de tomillo y madreselva
que de sus piedras, tierras, roquedales,
a mi pecho se derraman.

Mis pasos resuenan
 en el sendero silencioso, solitario
y se pierden en la cinta del eco
enredada entre los árboles.

El camino sin ruido
revela su gris monotonía
si no me conduce a dónde tú te escondes
y continúo con mis pasos cansinos
 buscando la raíz de los quebrantos
por estar lejos de ti.

Sendas hacia tí,
perdida estoy para siempre
si no te encuentro,
sin sentir el cercado de tus brazos
y sigo tras tus huellas
en el ramal entrelazado
de senderos umbríos y misteriosos.

No quiero
que seas en mi presente
el recuerdo de un día
ni dejes en mí,
 huellas que marcaste en mi cuerpo y espíritu.

Sendas hacia tí,
sensación de retorno!,
pero, ¿de dónde, dónde?
¿En cuál de las travesías de nuestras vidas
 nos encontraremos?
¿Cómo, el encuentro?
 ¿con besos o llantos?
Nos hallaremos a tientas,
con las manos, con los gritos,
con los besos tibios y dulces
en el camino
por el cual te buscaba.

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