Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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miércoles, 5 de febrero de 2020

Armonía de espíritu




Armonía de espíritu, es estar bien con uno mismo
dentro, muy dentro, con todo el amor que nos inunda cada día
y a veces como hoy, un manto salado inunda mi alma.
La vida debe vivirse con amor, mucho amor,
darlo a raudales a cada uno que siente el vibrar de él
y le llega a través de una mirada,
una caricia,
un beso que vuela en el aire ondulante
y llega a donde debe posarse.
Armonía de espíritu que permite percibir
los clamores de los que ríen o lloran
y debo apurar en un breve momento en la inmensidad del tiempo
llegar a ese dolor,
a esa pena,
a ese amor,
para que sienta que nadie en este mundo está solo.
Armonía de espíritu,
plena del goce del vivir soñando siempre
bajo ese sauce lánguido de la noche
y despertar como desnuda por dentro
con ansias de amar y ser amada.
El ángel de la luna me protege,
me cuida invariablemente
a mis espaldas,
haciéndome sentir el capitán de un buque prófugo
recorriendo el océano de la vida
de verdes amapolas angustiadas.
Armonía de espíritu, la calma apacigua el alma,
sin suspiros hondos,
esos que surgen desde dentro
y no tienen un sentido,
¿son por añorar?,
¿por anhelar momentos vividos?,
¿por amor del pasado o del Hoy, o de este presente?
El alma canta, canta despacio,
busca poesías de amor que surgen solas, sin un por qué,
solo necesitan llegar a un papel en blanco,
o a una canción, o a una tonada.

                                                    “Allá voy con mis delirios
                                                    a clamar por la paz
                                                    del alma y del amor tan deseado”





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