Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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martes, 24 de marzo de 2020

Dones de la felicidad


Dones de la felicidad,
ofrenda pura y casta
que puedo hacerte llegar
con todo mi amor.

Dones de dulzura,
dádivas para el ser bueno
que merece que me apegue a ese algo
que fluye de manera natural y libre.

Dones de esperanza,
regalo que te entrego con paciencia y valor,
sin cadenas que nos aten,
sin frustraciones ni pena.
Dones de ilusiones,
que vuelan muy alto sin obstáculos
hacia el fondo tierno del horizonte,
donde caben las alas que se elevan al más allá.

Dones de alegría,
gracia que el destino te ofrece
con arrebatadas fuerzas,
vendavales del mundo
para que nuestras almas estén
eternamente unidas.

Dones de dicha,
regalo de una vida gozosa y plena de luz,
viviendo juntos,
sin sombras alargadas,
ni besos no recibidos.

Dones de gratitud para agradecer
el amor que nos lleva a vivir amando entre risas,
belleza e imaginación.
Dones de visiones de otros mundos,
que entre estrellas de lo ignorado
y de lo inmenso podamos asomarnos al vacío
en jirones pálidos de incienso.

Dones de la inocencia,
pura, crédula, casta,
que nos envuelve cuál capullo trasparente
y traslúcido para que los males,
dolores,
quejas de este mundo
no nos hieran nunca.
Don de la paz,
que nos rodee,
nos inunde nuestro mundo interior,
nos lleve por caminos abiertos y brillantes
sumergiéndonos en la inmensidad de tú y yo.

Don de la claridad,
que inunde nuestros corazones
rebosantes de amor,
del verdadero,
con luces cálidas,
sin tinieblas en el espacio
de nuestro existir.

Don de la lealtad,
carisma de un carácter puro
y de una sensibilidad para nosotros mismos
y para los demás que nos rodean.

Don de la fidelidad,
merced que nos otorga la vida
para sentirnos en un espacio de existir,
medido por la luz del alba,
hasta el crepúsculo.

Dones de la vida,
no abandonen nuestros corazones
bajo el gran cielo azul,
tiemblan y viven
latiendo con sus encantos de brisas tiernas
que se cubren con vergeles tupidos
dibujando en nuestro yo bellezas
que abren nuestros caminos en el existir.

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