Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 13 de marzo de 2020

Mientras espero


Cuando abrí la puerta
el perfume lejano de tu ausencia
me acarició la piel
ansiosa de tus caricias
sin par, saturadas de calles,
de tumultos,
de ruidos,
de sopor.
Sentí que me abrazaban.
“Es su silencio letargo y diáfano”
me dije.
Era su silencio.
Un silencio vivo,
bullicioso de recuerdos frágiles
como una hoja de papel,
de manos que acariciaban
mi pelo desprolijo.
Un silencio de voces mentoladas
con sabor a papayas y aguacates
y ojos cenicientos de cristal
acrisolado y límpido.
Mientras espero,
te amo en la espera
y amo esa espera
porque se come el tiempo.
Letargo impreciso
que arrastra en sus alas
minutos y tormentas
para acercar a mis caricias
el fuego de tu piel
y vivir en un instante tan sólo
placer y gozo con total intensidad
“Ahora queda solo
una música
el reposo de tu cuerpo
en el aire.
Esa música es un canto
trascendido,
en la tenacidad de un
alba que jamás termina “

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