Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 17 de abril de 2020

Supe que Vendrías


Supe que vendrías,
apresuradamente,
buscándome con las manos levantadas,
las palabras en la boca.
Tu nombre nunca duerme,
la voz que escribes en el otoño,
desciende en mí y en ti,
y vuelve en tu memoria,
despacio,
lentamente,
mi ser que es tuyo totalmente.
Las bellas formas son solo eso,
formas movidas por el hilo
donde penden cuatro estaciones
y un hilo se nos pierde.
Supe que vendrías por el dulce olor de tu piel
que me envolvía aún desde la distancia.
La húmeda neblina borró toda la gala matutina
y entre ella venias tu desesperado,
ni me veías,
ni a un árbol,
ni  una nube se destacaba.
A pesar de esta blanquecina cerrazón,
triste y opaca,
en una débil luz crepuscular,
me recibiste en tus brazos,
con pasión total,
en un hálito de abismo flotamos unidos,
en esta alborada agonizante.
Nos unimos en un oscuro pensamiento obsesivo,
Creemos soló amarnos hasta la muerte.
Y así, entre gozos y placeres,
mi corazón ebrio de luz se eleva como una estrella errante.
Dame tu amor,
no quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tus ojos cerrados,
no, ven a mí desde ti,
ni desde tu hastío,
ni tu cansancio de ti.
Quiero sentirte venir a mi
igual que un viento universal,
un olor de maderas remotas
con una bandada de visiones gratas,
placenteras,
únicas.
Quiero sentirte muy cerca mío
como siente el agua del cuerpo
pensativa,
turbulenta a veces,
inmóvil otras.
Estoy esperándote siempre,
mi cuerpo clama por ti,
ven a mi como tu sabias que vendrías,
con todo el amor recíproco de nuestros corazones.
Los dos en un lenguaje sutil,
duplicamos las ansias de amarnos
hasta la eternidad.

“Mis formas inanimadas
viven, tiemblan,
se hacen carne,
bajo el cincel embebido
de tu pasión noble y pura”

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