Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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viernes, 3 de agosto de 2012

Faro de luz


La noche es la gran  duda del mundo, oscura y misteriosa. Triste noche, ronco huracán, borrascosas nubes sólo iluminadas con la luz del faro a la distancia.
Se confunden el cielo, la tierra y el mar pero a lo lejos, el puerto, cobijo y albergue seguro, e siente cercano próximo al faro lengua de fuego que recorre el mar tenebroso.
Entre nieblas tenues, tu cuerpo de piedra, con tu diadema de luz, arde como los astros en el cielo.
Faro de luz, silencioso y atento que ilumina peligros a lo lejos, rocas pérfidas, escollos áridos, señuelos que engañan a las naves.
Faro de luz, norte de los navegantes, eres la gran advertencia del peligro inminente. Desde lo profundo del mar, traes a la costa pacífica y segura a los que en larga ausencia anhelan el llegar.
Tu lumbre, divina aureola de la noche, refleja el sol naciente. Torre de piedra con reflejos de luz que atraviesa el horizonte dando esperanza luminosa.
Relámpago de pura luz, sin trueno, silencioso, música, sin notas que sin rumor alguno está silencioso y eterno, presente siempre.
Luz del faro que ilumina el camino a la protección, seguridad, amando de noche a los ojos del cielo suprimiendo de lejanas que son las distancias del mundo la luz del final de un túnel.
El silencio de la luna cubre las sombras de la noche, junto a los destellos del vigía eterno.

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