Mi Verso es un Canto

Mi verso es un canto, se desliza en mis hojas en blanco como un cisne en aguas de un lago, despacio, con ternura y paz.

La tarde pura de mi verso me da gozo al corazón y calma a mi alma.

Mi verso son lentas escrituras como el humo gris de las fogatas que lleva el viento sur por las noches hacia las estrellas.

Mi verso es un canto de campanas al vuelo, que trepidan el aire con su música de plata.

Solas las palabras con suspiros en suave tiempo imaginario rumorea una cadena de flores en transparencia de sueños.

Mi verso es un canto, nace de un corazón de agua y miel en una cascada de sonrisas y vaga llegando a las hojas que lo espera con música del alma.

La inspiración mana sin saber por qué y las palabras fluyen con acordes melodiosos recorriendo la corriente de mi mente como voces que parecían enmudecidas de los tiempos inmemoriales y que de pronto, como por milagro, recorriendo un largo camino aparecieron dando señales de existencia en pedazos de hojas desteñidas por el tiempo.

De mis ríos interiores, bien oculto estaba el verso durmiendo la esencia de su ser, despertó en una luz que estaba retenido en pimpollo en mi alma que al infinito ahora se alarga.

Mi verso es un canto, como hilos que conectan las estrellas y el mundo, como niebla que se fuga a las nubes más allá del horizonte.

Mi verso es un canto, como veladas voces cuyo velo aparto para que purificadas y transfiguradas se van en el aire meciendo su esencia y llegan desde lo hondo con delicadeza y alegría, como gotas de agua, despacio y de a una, al papel donde bailan una danza sin fin.




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domingo, 22 de enero de 2012

Vana ilusión















Ya todo pasó, como por un túnel del tiempo, las ilusiones del venir cercano se alejaron presurosas y ya no las espero.
Ilusión de amor que anhelamos con ansia, casi con desesperación y sólo nos llevó al vacío vano de esperanza y anhelos de amor.
Te esperé, te esperé con apremio, para sentirme contigo acurrucada y protegida, mas todo fue un sueño, tan solo un sueño porque tú has sido la luz que iluminó mi camino. Fuiste mi musa, la inspiración con la que escribí mis logros. Hoy se alejan de tus manos mis versos, tan vacíos y tan llenos de vanas ilusiones que ni sabrán que tú algún día los hallarás.
Las esperanzas se esfuman en ilusiones vanas. Mi corazón partido por fuerzas ya vagas, derrumban mi templanza y en trémulos latidos se cubren mis ojos con lágrimas y el alma hecha despojo se va en lluvia salada.
Vanas ilusiones como las sombras leves, sutiles, que no se pueden besar, tapiando sentimientos que no se van a encontrar más. No quiero que se vayan, se escondan, vanas ilusiones últimas de amar.
Sí en enredaderas adheridas a muros, hierros, árboles, para apretadas para que no se evadan las vanas ilusiones para que en un afán de retorno vuelvan invariablemente exactas a sí mismas, plenas de acciones, más nuevas que se llaman futuro.
Signos, palabras, simulacros trazados en papeles que no llegarán más a tus manos, quisieron ser tu apoyo eterno, ser tu suelo, tu tierra prometida, pero tú más tarde las deshiciste en tiempo, polvo, dejando sólo vagos rastros fugaces, recuerdos en las almas.
Vana ilusión del ayer, del hoy, del de siempre. La princesa de luto se despierta de un sueño, que una estatua de sal se acabó.
Hoy tan sólo confía en las mentiras del tiempo. Triste y solitario está el jardín del deseo, y tan sólo confía en las mentiras del tiempo.

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